jueves, marzo 06, 2008

Azul


Azul... creo que lo voy a pintar de azul... pero ya está pintado, vaya... y esta luz que me está dando en todo el ojo también va a ir de azul... como el mar azul... a tomar viento del mar... azul...
DULCE Y GABARDINA
Odio ser una faschion victim, anda que no me da rabia cuando oigo lo de "jo, tengo que perder 10kg si quiero caber en el vestido que YA me he comprado" por la calle. Menos mal que ahora la pasarela Cibeles se está modernizando y ha (im)puesto lo del peso mínimo para poder desfilar, es que llega ya a extremos increíbles lo de querer tener buen aspecto mediante la pérdida de peso, joer. En mi caso, cualquier parecido con una dieta es pura coincidencia porque yo me hincho a comer y además de todo lo que pillo a mano, que no sólo de pan vive el hombre (hay que echarle chorizo o algo dentro, que pan con pan ya sabéis: sabe muy soso).
Lo más interesante ha sido la idea que se me ha ocurrido mientras hacía mi ronda por Vallefresco con Alfredo justo antes de irme a trabajar: un precipicio Dolce & Gabbana, para suicidarse con estilo. La verdad es que a priori estaría genial librarse de todas esas modernas que hacen lo indecible por estar a la moda pero a la larga no me sentiría tan bien conmigo mismo. Imagina los pobres modelos que tuvieran que anunciarlo, una auténtica pérdida de tiempo (la mayoría caerían flotando por falta de peso y no se harían nada). El problema es que también afectaría a mucha gente inocente que sólo quiere encajar en la sociedad que le impone unos patrones físicos, en fin, que habría que poner una etiqueta de "no utilizar si se tienen dos dedos de luces" en el envase.
LA verdad (con mayúscula porque sólo hay una) es que da igual lo que esté de moda que siempre va a cambiar, menos Tamara-Ámbar-Yurena-María, que esa no cambió no cambió no cambió (hasta que se operó y salió a por todos nosotros). Se suele decir que mala hierba nunca muere y yo creo que la moda es una de esas porque siempre sale otra vez cuando vuelve la primavera (o la temporada que sea) en el Corte Inglés. Por cierto, ¿os imagináis un corte en las ingles? ¡Qué dolor de los dolores! No me extraña que los toreros tengan tanto cuidado: si les pilla un toro luego no pueden hacer corridas.

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