miércoles, julio 24, 2013

Em... ¿Psicodemon?

He aquí el más terrible de todos los demonios del Averno, el Abismo y la Universidad de Salamanca: el terrorífico Piscodemon, el demonio de las píscolas. Este engendro de lo sobrenatural es capaz de decir "píscola" hasta que te estalle la cabeza por sobrecarga, así que ojo con sus ataques "písquicos"... y se parece a un azotamentes que no se lame, vaya.

La verdad es que este tema sé que lo he hablado ya antes con algunas personas, por eso de que chorrada a tiempo vale por dos, pero no recuerdo si he tratado este tema anteriormente porque lleva en mi libreta de apuntes cerca de un año, así que prefiero repetirme como las berzas antes de dejar pasar la oportunidad de escribir algo por el mero placer de ejercitar los dedos un rato. Ahí lo lleváis.

LA ALEGRÍA DE LA ALERGIA

Hace poco me detuve* a reflexionar sobre lo terrible que puede ser una alergia para casi todo el mundo y la verdad es que me dejó un poco turbado el hecho de que todos seamos susceptibles de sufrir sus efectos... potencialmente, claro. Lo cierto es que cuando veo a alguno de mis amigos** pasando el mal rato no puedo dejar de encontrar similitudes entre otro caso similiar que también se da muy frecuentemente: la risa.

Sí, queridos míos***, la risa puede ser considerada una reacción alérgica muy fácilmente dados sus efectos, y puedo dar a conocer mi testimonio tras haber efectuado numerosas pruebas en sujetos de pruebas completamente voluntarios que no han sido coaccionados de ninguna manera horrible, así que voy a intentar contarlo con rigor científico para intentar sonar sofisticado:

- En ambos casos, los efectos se manifiestan de manera repentina e incontrolable, incluso cuando el sujeto es capaz de prever que esto ocurrirá, y del mismo modo no es posible eliminar sus síntomas tan rápida y efectivamente como sería deseable en situaciones incómodas.
-Dichos efectos impiden al sujeto en cuestión comportarse de manera normal durante la duración de los mismos e incluso pueden inutilizarlo completamente dependiendo de su intensidad, lo cual nos lleva al siguiente punto en común.
-La exposición prolongada puede provocar puede producir enrojecimiento de la piel, lagrimeo de ojos, insificiencia respiratoria y, en casos muy graves, hasta dolores musculares.
-Afortunadamente, ambas se pueden tratar o paliar sus efectos mediante la exposición repetida y prolongada al agente que provoca la reacción, llegando a reducir drásticamente los efectos sobre el sujeto. No obstante, el cese prolongado de dicha exposición puede volver a reavivar las reacciones originales, por lo que recomiendo no dar nunca por sentada la inmunidad adquirida.

Pues bien, estos son mis estudios acerca del tema y, si os soy sincero, no creo que me vayan a dar nunca el Nobel de medicina[4], pero la verdad es que me entretiene bastante hacer teorías sobre detalles que la gente pasa por alto de la vida diaria. Os lo recomiendo.

*Y, por lo tanto, interrumpí mi marcha en curso.
**Independientemente de lo que pongan los diccionarios, "aquellos que han cumplido una serie de requisitos para que se les permita un cierto número de desconsideraciones".
***Yo no discrimino, sólo utilizo la lengua española correctamente. Tampoco me escandalizo cuando alguien lo aplica a la inversa, todo sea dicho.
[4] Ni el de matemáticas.