viernes, febrero 15, 2008

La milla verde


¡Adiós, universidad! Esta es la última vez que te veo este cuatrimestre y espero no verte más (si puedo evitarlo). Evidentemente, durante la época de exámenes hizo un tiempo espléndido y luego empeoró al terminarlos. Es ley de vida.
LINA MORGAN (ELLA) FREEMAN (YO)
Terminé la época de exámenes y parece que fue ayer cuando preparaba mi último examen (que de hecho lo fue, pero me fui a cenar fuera en vez de repasar). Ahora a recoger las recompensas y a descansar un poco... o lo que me deje el trabajo, que según el convenio son 30 días por año trabajado. La semana que viene a Asturias y vuelvo el lunes siguiente, pasando por Madrid y en avión. Vaya tela marinera, me recuerda a mis tiempos irlandeses... pero con 8 horas menos de viaje... como mínimo.
"Cuando algo parece demasiado simple o demasiado complicado es porque falta información". Eso le he dicho a una alumna que pretendía hacer un crucigrama silábico como si fuera uno normal y, tras media hora para procesar la información, ha caído en que no me había dicho ese nimio detalle. ¿Dónde está el bate de Ness cuando más lo necesito? Por otro lado, los alumnos no me dejan ya ni a sol ni a sombra, será que no se puede dar clase de todo por sus obvias consecuencias. Como dijo uno que yo me sé: "si me pagan, doy hasta clase de fisting si hace falta". Con esas perlas de sabiduría y para muestra un botón... pues un botón perlado.
¿Qué tal se lleva la libertad tras esta cadena perpetua autoimpuesta? Qué triste que mi primera actividad completamente carente de contenido estudiantil haya sido ordenar el altillo de mi armario con mi madre... Supongo que tampoco tenía más opciones, ya se sabe lo que pasa cuando le dices a una mujer que ahora no puedes y ella te responde "bueno, vale, haz lo que quieras, yo no te obligo". Sin embargo, ha sido supernostálgico: he averiguado dónde estaba mi osito de cuando yo era un bebé y mi cojín de Patrick Starfish de cuando estuve en Irlanda. Bueno, ya no se me ocurre nada más, hoy estoy espeso como la lejía... ¿o era dos veces bueno? Café. YA.

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