miércoles, julio 29, 2009

¡Vamos al chumbo!


Todos los veranos cuando llega agosto pasan por mi ventana un matrimonio vendiendo chumbos a voces. Ella siempre dice "¡Ay, qué chumbillo!" y él "¡Vamoh al chumbooo!". Bueno, no sé qué habrá visto la señora antes de gritar y no estoy muy seguro de querer saberlo, pero la idea de él de lanzarme de cabeza contra un bola de espinas no me llena de gozo ni emoción.

¡ATRACADO! (EL DESENLACE FINAL)

[La cámara hace un fundido de imágenes conservando la silueta del estudiante pero cambiando completamente su entorno para dejar claro que ahora está delante de otro mostrador. Comienza a colocar todos los documentos encima del mismo mientras la cámara saca un primer plano de cada uno cuando los va enumerando para luego cambiar de plano sucesivamente durante la conversación entre el estudiante y la chica de la autoescuela.]

-Bueno, pues creo que lo tengo todo ya.
-Sí, fírmame este documento y ya sólo te falta pagar las tasas de exámen.
-Vale... Muy bien, y ¿cuánto es?
-220€.
Aunque aparentemente no hubo reacción, yo hubiera descrito la mía como si alguien con una tabla de fakir con todos los clavos oxidados me hubiera dicho que tumbarse ahí era la única cura que existía para el resfriado... o como si acabara de ver una película de Madonna.
-Bueno, yo ya pagué la matrícula. ¿Eso se descuenta?
-No, eso va aparte.
Y tras desembolsar casi todo mi capital, salí de la autoescuela con el firme propósito de cumplir mi objetivo a la primera (por la cuenta que me trae) para que así pudiera tener acceso a las clases prácticas de conducir al módico precio de 40€ cada una (mínimo 20 clases antes del examen), espero que sin aplicar el descuento.

[La cámara enfoca al estudiante en la puerta de la autoescuela y comienza a elevarse como si estuviera siendo atraída hacia arriba enfocando las personas, las calles, los edificios, la costa sudoriental de la península ibérica, la Tierra entera y por último el espacio. Fin]

(Este ejercicio de las cámaras me lo encargó mi profesor de literatura en 1º de BUP, sólo que aquella vez se trataba de un esquiador que bajaba por una pendiente).

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