domingo, julio 12, 2009

Ostracismo


Hoy en día se da más el caso de gente que se aísla por completo en su concha frente a los demás, que se encierra en sí misma y acaba haciendo una bola enorme de lo que en un principio era un granito de arena sin importancia, que acaba siendo pescada y comida viva con limón... ¿Quién les mandaría convertise en ostra?

LOS VIGILANTES DE LA PLAYA

Ayer estuve dando una vuelta por la playa para ver si se me ocurría algo para escribir. Era algo extraño en mí porque hacía como dos años que iba a la playa (de hecho ayer ni me bañé), pero el hecho de caminar descalzo por la arena me hizo descubrir una cosa: no ayuda en absoluto a la inspiración.

Tras un rato de dar vueltas no literalmente, me empecé a fijar en la gente que había por la orilla. Está claro que pase el tiempo que pase nunca cambia la gente que va a la playa. Sólo me pregunto una cosa: cuando ya estás más moreno que un café solo, ¿es necesario seguir tomando el sol? Y ya puestos, si tomar el sol te daña la piel, ¿qué pasará si te ríes mientras tomas el sol tras haber dormido mal? ¿Te contratan para un anuncio de la tele?

Esa tarde era una de esas tardes que hacía viento pero que no molestaba, ese viento que mueve un poco las olas pero que no produce resaca, ese viento que hace que el calor del verano no sea el Señor Calor sino Lady Tibia, ese viento que hace que en cuanto te acercas demasiado a la orilla hace que una ola te derribe de un placaje, ese viento que hace que cuando te tienes que duchar para irte a casa te acuerdes de todos sus familiares en orden descendente porque te pelas de frío... Ese viento hacía.

Cuando ya estábamos recogiendo las cosas para irnos y justo después de descubrir que, por muy hondo que hubiéramos clavado el palo de la sombrilla, no habíamos encontrado petróleo, se me pasó por la cabeza la posibilidad de haberme quemado por culpa del sol. Por suerte para mí había utilizado protección solar tipo "Campo de Fuerza de la Estrella de la Muerte" y era lo mismo que haberme echado una capa de Titanlux encima, así que tendré que seguir luciendo mi moreno blanco nuclear. Lo bueno es que he alcanzado tal grado de blancura que el espectro de luz ya no puede quemar mi piel, en vez de eso rebota (los fabricantes de detergentes se pelean por contratarme).

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