lunes, febrero 13, 2012

Realidad

Bien, segunda parte del cuento del pequeño Isaac. Espero que os esté gustando y que al menos os haya despertado la curiosidad por esta pequeña gran joya de los videojuegos.

EPÍLOGO

Isaac sonrió satisfecho cuando colgó el último dibujo que había hecho en la pared de su cuarto. La historia le estaba quedando muy real y le gustaba la idea de ser el protagonista de su propia aventura, incluso se había olvidado del frío que hacía en su cuarto a pesar de estar completamente desnudo. Le venía bien distraer la mente ahora que estaba encerrado en su habitación y la verdad es que hasta ahora este era uno de sus pasatiempos favoritos.

Sin embargo, un repentino portazo a sus espaldas le hizo palidecer al darse cuenta de su actual situación. No se atrevía a mirar por miedo a encontrar lo que ya sabía de antemano que vería, pero su cuerpo actuó por su propia cuenta si hacer caso a los llantos aterrorizados de su mente. Su madre, armada con un enorme cuchillo de carnicero lo miraba con desprecio desde la entrada de la habitación, ella sabía lo que debía hacer e Isaac sabía lo que iba a pasar, pero sobre todo sabía que no iba a poder evitarlo.

Sin poder ocultar una mueca de pánico, Isaac se acurrucó en un rincón intentando esconderse de su madre. No tenía sentido luchar, nunca podría vencerla ya que era demasiado fuerte para él. ¿Hasta aquí había llegado su joven vida? ¿Iba a ser asesinado por la misma persona que le había dado la vida? Estos pensamientos se arremolinaban en la mente de Isaac torturándolo e impidiéndole pensar en nada que no fuera una muerte horrible. Se sentía completamente impotente ante la certeza de que efectivamente iba a morir y su madre se regodeaba en ello avanzando lentamente hacia donde estaba, puesto que era evidente que el pequeño no iba a poder huir de su destino hiciera lo que hiciera.

Sin embargo, bien por un gesto superior o bien por casualidad, al pasar junto a la pared en dirección a Isaac, su madre tropezó con una de las repisas donde éste tenía sus libros para dormir. Uno se tambaleó con el movimiento y, como quien no quiere la cosa, se precipitó al vacío con tan increíble puntería que acertó en la cabeza de la mujer. Ésta permaneció con la mirada perdida durante un segundo y después se desplomó inconsciente delante de su hijo debido al golpe recibido, soltando el cuchillo en el proceso. Isaac permaneció inmóvil durante unos instantes, observando a su madre tumbada en el suelo boca arriba sin conocimiento, mientras tomaba fuerzas para ponerse en pie. Cuando lo consiguió, se acercó a recoger a su salvador y quedó muy sorprendido cuando se dio cuenta de que había sido precisamente una Biblia la que lo había salvado. “Una cosa por la otra, supongo” – pensó Isaac mientras se dirigía hacia la salida de su encierro.

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