martes, julio 01, 2008

Azul eléctrico



Aquí no se ven, pero esa noche los mosquitos estaban de fiesta... y no sé si por el alcohol o porque las luces del local los tenían locos (no era agua, eso clarísimo).

CONTINUE?

A la mañana siguiente... bueno, muy pronto he pasado yo la noche para la tortura china que me tocó sufrir. Tras llegar a casa de mi colega, decidimos que era buena hora para dormir algo y levantarnos al día siguiente a desayunar. Ese era el plan, de hecho, ese era MI plan, pero cuando me di cuenta de que la ventana del dormitorio daba a una de las calles principales me quise morir. Un inciso: mi colega tiene una pensión, pude elegir cualquier otra habitación pero no, tuve que elegir la que tenía premio (la estadística otra vez). Coches pasando constantemente, ambulancias recogiendo borrachos, los propios borrachos cantando a voces por la calle, los vecinos hartos de los borrachos que salen a gritarles por la calle, la policía que ha oído revuelo que viene a ver quién grita, los borrachos que salen corriendo a voces (no entiendo el objetivo de huir de la policía gritando) para que no los detengan por beber en la calle, dos hijas de mi vida que se estaban peleando por el pintalabios o por el novio de alguna de las dos (no me enteré bien) a uñas y rimel (y gritos, eso que no falte) ...Y para colmo, oía los ronquidos de mi colega desde la otra habitación (es que me cambié a eso de las cuatro horas sin pegar ojo). Para que os hagáis una idea: Si habéis visto Harry Potter y la Pierda Filosofal, sonaba como el perro ese de dos cabezas que se encuentran, sólo que más fuerte.

En fin, una noche más tranquila que pasé... Lo mejor vino cuando tuve que coger el bus de vuelta, que ahí fue cuando ya la estadística se rió de mí descaradamente, porque siempre voy con la hora justa y esta vez me sobró justo una hora (qué chispa tengo, joer). Y al llegar a casa, tocaba ver el partido del mundial con mis adrenalizados colegas, que tenían el plan de cenar pizzas en el intermedio y al final fuimos Alfre, Noe yo a por ellas antes del partido porque el fútbol nos resulta tan interesante como las memorias de Rafaella Carrá. Entre tanta hostia fina, doble de queso y que casi me quemo por llevar las ocho pizzas a la vez llegamos casi en el intermedio (menos mal que se llama comida rápida). Resumen del partido: Café hasta que se hace la hora, 1'20€; ocho pizzas al gusto de cada uno, 61€; gasoil de ida y vuelta, 1-2€; oír la retransmisión del partido (porque no lo vimos al final) oyendo los alaridos de mis colegas desde la otra habitación mientras los forofos pasan calor y los de las pizzas comemos en el salón con aire acondicionado no tiene precio. Para todo lo demás, Master Hand (que no ha salido en el SSBB, vaya cosas).
Y me dejo por explicar la furia de los fanáticos que vimos en la Rambla mientras se metían en la fuente, que a saber cuánto tiempo lleva ese agua allí (alguno pilló poderes mutantes seguro); se subían en los techos de los coches durante los semáforos para hacer striptease (y al dueño no le importaba); soplaban las trompetas esas que emiten un ruido que mal dolor les dé a quien las use como si anunciasen el juicio final y se tuvieran que enterar los de Murcia; y por último, empezaban a echar el agua de la fuente sobre los coches que pasaban, que no se sabe si limpiaba o ensuciaba porque entre lo que tuviera el agua y los añadidos de la victoria se veía marrón en el cristal. Sobre todo, me encantó cuando llegó una ambulancia subiendo por la calle y la gente le hizo tapón tanto por delante como por detrás y no se podía mover. Vamos, que pa una emergencia estamos. Por cierto, felicidades a la selección. ¡Campeones de Europa! Ya que en Eurovisión no nos comemos una rosca...

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