miércoles, junio 18, 2008

¡Que me quemo!


Anda que el vaso que me dieron en el Burriking para el helado... Si al final va a ser verdad eso que pedíamos de pequeños en invierno cuando queríamos un helado, nuestros padres nos decían que eso estaba muy frío y les decíamos que "pues un helado caliente".
NOSTALGIAS
La verdad es que a veces es difícil diferenciar bien lo que recordamos de lo que nuestra mente ha imaginado y almacenado, sobre todo si son situaciones aisladas y sin relación con ninguna otro recuerdo. Hablando de eso en la comida, mi madre se ha puesto a recordar cosas de cuando ella era pequeña, para terror y descojone del resto de los participantes de la mesa. Cosas de su pueblo, de su familia y demás detalles que siempre que me los cuentan me los imagino en blanco y negro, no sé por qué (y eso que mi madre me tuvo con 22 años nada más, ahí es ná).
El caso es que han caído dos anécdotas principales en dicha conversación:
1. Imaginaos a dos niñas que se lleven menos de dos años entre sí, que una es lo más revoltoso y jaleante del universo y la otra es obediente y discreta como ella sola, mi madre y mi tía son así: Mi madre es diligente y atenta mientras que mi tía va de libre por la vida. Lo más sorprendente de la anécdota es que antes eran COMPLETAMENTE AL REVÉS. No sé en qué momento se intercambiaron los papeles, pero al parecer la vida era otra allá por el siglo XX.
2. Imaginaos que tu abuela está vistiendo a tu hermana pequeña de pie sobre una silla (la niña) y que en el momento en que entra tu madre por la puerta tu abuela se gira para ver quién es y la niña se cae. ¿Cuál es la reacción natural en esa situación siendo la abuela? Pues por lo visto recoger a la niña del suelo no entraba en las opciones posibles porque la que eligió ella, no mi abuela sino la de mi madre, fue tranquilamente recoger las cosas e irse a Pechina (donde vivía). Pues eso que era vistiendo a la niña, que si llega a prenderse fuego lo utiliza para hacer gachas o algo por el estilo.
Me lo he imaginado y he sentido una mezcla entre repelús y risa cuando he oído ambas anécdotas pero seguro que la realidad superaba a la ficción con creces.

1 comentario:

Unknown dijo...

Dicen que el 99% de las estadísticas son falsas, pero en este caso, nos encontramos en ese 1% restante en el que «puede» que sean verdaderas:

La realidad siempre supera a la ficción, eso no lo pongas en duda :P

Hasta más ver :P