miércoles, noviembre 23, 2011

Haribo

La verdad es que me sentí como Ralph Wiggum cuando vi este anuncio y pensé "¡Gominolas asesinas!", lo que demuestra que no existen las personas tontas sino las poco comprendidas.
Esto me trae a la memoria una reflexión que le planteé a una profesora cuando estaba en Irlanda: ¿Una persona que plantea ideas que nadie más comprende es una persona muy inteligente o simplemente dice tonterías? Más aún, ¿una persona que le cae bien a todo el mundo es una persona agradable o simplemente manipuladora? (¿Qué tendrán esos zumos de desayuno que me tomo por las mañanas?).

MAYCA DE LOS BOSQUES

Un buen día de verano, mi amiga Mayca decidió irse con su cariñito de caravaneo por los cerros de Úbeda... bueno, de Úbeda no, pero de los Pirineos en dirección a Francia sí, que también hay que echarle ganas, pero se dejó seducir por la idea de estar en plena naturaleza y de presenciar un paisaje único, así que con tan prometedora idea se embarcaron en su periplo con dirección a la República vecina*. Una vez recorrida la península enterita de una punta a la otra, literalmente, se encontraron con el primer inconveniente: el camino ya no seguía hacia adelante, seguía hacia arriba, pero tal nimiedad no iba a echarlos atrás después de haber recorrido tanto camino, así que armados con grandes cantidades de valor, entusiasmo y Biodramina reemprendieron la marcha sin detenerse hasta la noche. Cuando, tras un largo rato buscando sin éxito, abandonaron la idea de aparcar en un parador o área de descanso, encontraron un sitio donde parecía que podrían quedarse sin estorbar a los posibles viajeros que utilizasen esa... ¿carretera?** y en el que podrían disfrutar de un maravilloso amanecer en plena naturaleza, así que decidieron que pasarían la noche allí.
Ya con los pijamas puestos y con predisposición a dejar pasar el manto crepuscular hasta el día siguiente, estaba mia amiga haciendo una cena ligera para ellos dos cuando de repente un repentino seismo sacudió la caravana y los puso en alerta. Bien es sabido por todos (los que lo sepan) que durante la época del plegamiento alpino*** los Pirineos era una zona conflictiva, pero el caso es que tropecientos mil años después no deberían serlo tanto, más que nada por eso de que uno teme por su vida cuando la caravana en la que se encuentra empieza a balancearse como el barco vikingo de la feria, así que se temieron lo peor. No obstante, cuando cesó el movimiento y pudieron ponerse de pie otra vez, decidieron subir las cortinillas para ver si la caravana tenía algún desperfecto y fue entonces cuando pasaron por un momento de auténtico terror: un ojo del tamaño de una manzana, y su cabeza correspondiente, los saludaron sorprendidos pegados al cristal a la voz de "¡MUUU!".
Efectivamente: un rebaño infinito de vacas los había visto desde lejos con las luces y los había confundido con una de ellas, por lo que se habían acercado a la nueva para incorporarla como buen grupo de rumiantes que son. La primera reacción que tuvieron ambos fue arracar la caravana y salir de allí, no fuera que las vacas se asustasen durante la noche y la volcasen, así que tomaron asientos de conductor y co-piloto, se abrocharon los cinturones y arrancaron con la firme convicción de seguir buscando un poco más esa área de descanso que tanto añoraban en esos momentos... para ver que estaban COMPLETAMENTE rodeados de vacas y era totalmente imposible moverse sin atropellar ninguna. Como eso hubiera tenido terribles consecuencias[4], hicieron de tripas corazón de la luz oscuridad para que la noche transcurriera sin incidentes lo más rápido posible. A la mañana siguiente no hubo más recuerdo del terrorífico rebaño que la evidente aportación de cada una de ellas al enriquecimiento de los nutrientes del suelo y pudieron continuar su periplo pirenaico... porque eso no fue más que su primer contacto con la naturaleza autóctona.

Cuando llegaron a Francia ambos se maravillaron con el verdor predominante por aquellos lares. A ambos lados de la carretera había grandes extensiones de árboles en plena exuberancia, en parte debido al excelente tiempo de que estaban disfrutando nuestros protagonistas durante todo el viaje, así que decidieron que era un buen momento para hacer un alto en el camino y deleitarse un poco con la zona. En un área de descanso cercana encontraron un rinconcito encantador con mesas, papeleras, agua potable, baños, duchas, servicio de lavandería, guardería y televisión por cable, que si bien podría resultar un poco austero en un principio, todo el mundo dabe que cuando uno está en plena naturaleza tiene que apañarse sin todas las comodidades que ofrece la vida urbana. Mayca decidió salir a dar una vuelta y explorar la zona que tan agradablemente había despertado su interés y así lo hizo: recogió florecitas silvestres, iba dando saltitos y sonriendo a todos los animalitos que encontraba por el camino, y cuando iba a llegar a la segunda estrofa del "¿eres tú mi príncipe azul?" vio un animalito de lo más curioso en medio del sendero. Era una Eutanias Sibiricus, o al menos eso pensó ella mientras observaba a la ardilla que le devolvía la mirada expectante ante tan curiosa invitada. Mayca, lejos de intentar cantar y bailar con ella, como sugeriría la empresa Disney, decidió verla correr hacia el árbol más cercano y subirse en él de un salto. Trepó por sus ramas por encima de Mayca mientras ésta se erguía para poder observarla mejor encantada por la simplicidad y simpatía de tan gracioso animal... al menos hasta que la susodicha ardilla empezó a sacudir las ramas y le empezaron a caer bellotas a discreción como si de una lapidación se tratase. Tras los primeros treinta bellotazos en menos de cinco segundos, Mayca decidió dejar de deleitarse con la naturaleza y volver a la seguridad de la zona de descanso no fuera que la naturaleza decidiera deleitarse con ella un poco más fuerte.
Y así continuaron su viaje sin más incidentes, al menos por el momento.

Tal y como lo he contado, puede parecer que mi amiga no es una persona muy natural, pero en realidad es todo lo contrario: Mayca se lleva estupendamente con los animales[5], no hay más que ver lo que le pasó en una ocasión que fue a sacar a su perro.

Mayca tiene un perro que es más grande que todos nosotros juntos, pero es muy cariñoso y siempre quiere jugar, por eso conviene sacarlo a menudo para que haga algo de ejercicio. Una noche, antes de cenar, decidió ir a dar una vuelta con él para no tener que ir luego antes de acostarse y tanto ama como perro se encontraron al salir a un pequeño intruso en el portal de su casa que los miraba moviendo los bigotes: un ratoncito que se había colado por un hueco de la puerta. Cierto es que hoy en día no es tan fácil ponerse de acuerdo ni siquiera en las familias más reducidas, por lo que siempre hay división de opiniones respecto a todo, cosa que pasó cuando dueña y mascota se miraron mutuamente con el ratoncito en mente: él pensó "¡Vamos a jugar a cogerlo!" y ella pensó "¿He hecho testamento?".
Acto seguido ocurrió lo que podría calificarse como "el posible nuevo baile del verano", por lo que tendremos que explicar los pasos a seguir para llevarlo a cabo correctamente: primero, el perro corre en dirección roedora y el ratón se le cuela por debajo de las patas en dirección contraria; segundo, el perro decide seguir persiguiéndolo pasando por debajo de las "patas" de su dueña, a lo que ésta decide levantar una de ellas en plan gimnasta para que el perro pueda pasar sin arrollarla pero la correa tira de ella y tiene que pasar el brazo por debajo de la ingle, y a todo esto el ratón se vuelve a escabullir del perro colocándose justo al lado de Mayca; tercero, el perro, lejos de repetir el mismo camino que antes para que su dueña pueda recuperar la compostura (o simplemente la postura), decide seguir al ratón por el lado contrario al que antes había ido, a lo que el pequeño roedor se asusta y opta por trepar por las piernas de Maica hasta subirse en su espalda, y todo esto sin que ella se dejase llevar por el pánico[6]; cuarto, el perro da una vuelta buscando al ratón, la dueña gira encorvada con la mano de la correa pasada por debajo de las piernas para no ser derribada por los tirones de correa de su perro desde su espalda, y el ratón, que ya vió su salida, da un salto hasta la puerta con la firme intención de dejar esta etapa de su vida atrás para siempre; el paso final fue que el perro saltó también hacia la puerta para intentar atraparlo, Mayca levantó la pierna para que el perro pasase otra vez, pudiendo a la vez recuperar la postura normal erguida, y el ratón se escapó al más puro estilo de los dibujos animados que todo el mundo conoce. Tras el bailecito Mayca juntó los talones, levantó los brazos y los jueces le dieron un 7.8 de media. No es una mala nota pero podría mejorarse si hubiera bailado el pino con las orejas mientras cantaba "Ave María (purísima)" de Bisbal con acento catalán en el tercer paso, espero que le salga mejor la próxima vez... y menos mal que no la vió nadie, todo sea dicho.

Como véis, mi amiga se lleva estupendamente con la naturaleza, es sólo que de vez en cuando conviene descansar de tanto deleite no sea que nos empachemos.

*Ups, nada de política.
**El hecho de no haber visto una señal de tráfico desde hacía cuatro horas no los desanimó, a pesar de que muchas películas de terror americanas empiezan así, ja.
***Que no tiene nada que ver con guardar doblados los lápices de colores en la caja.
[4] Como tener que pagarle al granjero de turno la vaca.
[5] Yo en cambio sólo me llevo bien con los animales cuando están lejos o en vitrinas de cristal.
[6] Tampoco tuvo tiempo, todo sea dicho.

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