martes, noviembre 30, 2010

The DM Crowd

Y enmedio de la conmoción general producida por la reciente abolición de la televisión absurda y mediocre, una conversación completamente trascendental tiene lugar:

"...Pues sí, el caso es que no consigo acordarme de la palabra exacta, pero este fin de semana pasado estuve en Sevilla por una razón. Tenía algo que ver con Fernando Alonso y el orden en que llegan los coches, pero es que no me acuerdo; también sé que tenía algo que ver con girar las piezas del Tetris y que encajaran pero no caigo; incluso podría decir que tenía un huevo que ver con el Kamasutra pero es que tengo la palabra en la punta de la lengua. ¿Cuál era?..."

¡OH, POSICIONES! (OH, MY GOD)

Pues así de llena de gente estaba la facultad donde me examiné (ciento de personas arriba o abajo), todos nerviosos, medio empapados y congelados de frío por culpa del tiempo que hacía... que se me había olvidado que la lluvia de Sevilla no siempre es una maravilla, pero estoy contando la historia por el final, como siempre. Empiezo:

Todo empezó el jueves 25 por la noche (sin rima). Tenía que levantarme a las 6:30 de la madrugada para coger el bus una hora más tarde con dirección a Sevilla, pero para no romper mi costumbre de los viajes me acosté a las 1:30-2:00 por culpa de revisar la maleta por enésima vez. Cuatro horas y media después sonó el despertador aunque yo ya estaba despierto y me levanté de la cama para vestirme y prepararme para el viaje. Me gusta dejarme una hora de tiempo para que me dé tiempo a llegar sin prisas... pero, como ya había hecho todo antes de la siesta, en diez minutos ya estaba listo y me tocaba esperar sin poder dormirme, como siempre. Todo eso provocó que en cuanto me subiera al autobús cayera en un coma profundo que terminó cuando aparecí en Granada y el conductor puso los altavoces a toda leche para "informarnos" de que se iba a hacer una parada de veinte minutos en la que no era obligatorio bajarse... pero molestarnos sí, por lo visto.
El resto del viaje se me pasó bastante rápido, sobre todo por el hecho de que al llegar a Sevilla hacía un tiempo espléndido que parecía que iba a durar todo el finde... y un huevo de pato. Justo cuando llegué a mi alojamiento el tiempo empezó a cambiar y el leve viento fresco que corría se convirtió en el advenimiento del infierno (vikingo) acompañado de una lluvia pesadísima (unos 8 kgs cada gota) que, daba igual cómo pusieras el paraguas, te acababa mojando entero. Menos mal que ese día no tenía que salir para nada y me pude quedar en casa tranquilamente mirando las musarañas... literalmente.

La mañana del día D (D la muerte, claro) la lluvia no había parado todavía, el viento seguía en su incesable soplar y el frío era ya como de la familia, así que se avecinaba un día lleno de tensión (ya fuera por los nervios o por los tirones musculares). Tras un atasco de veinte minutos en el que yo conté cada décima de segundo que pasaba de la hora prevista de llegada, nadar entre una maraña de gente apelotonada en las puertas de la universidad, buscar la única de las ocho entradas que sí estaba abierta y comprobar que efectivamente todavía tenía orejas, conseguí llegar a la facultad de Turismo de Sevilla... lo malo es que la mía era la de Derecho y Ciencias del Trabajo. Como no sabía dónde estaba y el tiempo apremiaba (o sea, te daba un suspenso de premio), decidí preguntar a alguien cómo llegar a mi facultad pero de repente vi a una mujer mayor con corte de pelo tipo casco llamando a una de las puertas cerradas. La pobre se estaba empapando fuera y no podía entrar porque era una puerta de emergencia que sólo se abría desde dentro, así que salté por encima de un enorme charco que se había formado, bajé la barra que abría la puerta, puse un tope abajo para que no se volviera a cerrar, busqué y puse una alfombra enorme que había para cubrir el charco y le dije a la mujer que ya podía pasar. Resultó que era una de las funcionarias de allí así que le pregunté a ella a ver si me resolvía la duda y cuál fue mi sorpresa cuando me respondió en un plazo inferior a un mes: "Thank you, but the exam is in another building".

Tras una carrera-teletransporte dejando estelas de fuego bajo la lluvia, saltando charcos a reacción (y sin mojarme, sorprendentemente) y esquivar coches que se saltaban los semáforos apagados, llegué a mi facultad y me encontré con que a lo mejor teníamos que respirar por turnos para no crear el vacío de la cantidad de gente que había ahí. Como estábamos asignados a un aula según los apellidos, todos estabamos mirando en las listas a ver en qué aula nos tocaba y, como yo no puedo ir a un sitio y que todo salga bien a la primera y sin complicaciones, el destino decidió que yo tenía que aparecer en dos listas a la vez, para darle más intríngulis a la cosa. En una de las listas sólo ponían los apellidos que marcaban el rango de gente que entraba en esa aula y en la otra ponía exactamente lo mismo pero con un título encima que decía "Incidencias". Bueno, si hablamos de incidencias la verdad es que a esas alturas del día ya había superado un diluvio, veinte minutos de atasco por falta de semáforos, había sobrevivido a ser atropellado por los coches mientras saltaba charcos, había rescatado a Toad... digo, a una funcionaria de que se estropease la permanente por la lluvia y había conseguido entrar entre toda esa gente para poder tener la lista en rango visión, así que decidí que me la iba a jugar y que la primera lista que viera con mi nombre iba a ser la elegida... y menos mal que acerté, por cierto.

Ya dentro del aula, y tras una tediosa comprobación del DNI, nos hicieron sentarnos siguendo un patrón específico... que luego se pasaron por el forro y no sirvió para nada, nos dieron los cuestionarios de uno en uno y alternando los colores para que quedase más mono visto desde arriba pero sobre todo para que la gente no se copiase y nos hicieron esperar hasta la hora del examen en silencio como niños buenos mientras la gente hablaba de lo que le dio la gana. Cuando comenzó el examen me puse de lleno a ello, sabía que eran dos partes y que iba a ser duro hacerlo todo bien pero no tenía otra opción así que me concentré todo lo que pude durante los dos ejercicios, de hecho, me concentré tanto que cuando terminé me dolía la cabeza, tenía el brazo izquierdo agarrotado y las dos piernas dormidas pero no me di cuenta hasta que intenté levantarme. Como no quería llamar la atención, para no caerme junté las dos rodillas formando una X, el brazo agarrotado se me durmió también y se me quedó por la parte del paquete, y cuando sentí que me dolía la cabeza la agaché y me eché la otra mano para aliviarme el dolor a la voz de ¡Au! ...Si hubiera estado sonando "Smooth Criminal" de Michael Jackson hubiera quedado perfecto, pero digamos que fallé mi objetivo de no llamar la antención.

Epílogo:
Cuando recogieron todos los exámenes y comprobaron las listas nos hicieron esperar hasta la hora indicada para poder salir, intervalo de tiempo en el que la gente ya empezó a desvariar cosa mala, a saber: comentarios del partido del fútbol del día anterior o siguiente, quejas del examen de todos los colores y sabores, chicas que me daban conversación quisiera yo o no mientras me hacían el escáner (cosa que es un poco inquietante), y gente ansiosa por salir y olvidarse de todo eso (entre los que estaba yo).
Todavía no sé nada de los resultados y es cierto que fue un día muy movidito lleno de inconvenientes (como si el destino no quisiera dejarme hacer el examen), pero peor hubiera sido si mi facultad llega a ser de las que se quedaron sin electricidad por culpa de la lluvia, que no pudieron hacer el examen y los tienen que convocar más adelante. Al menos yo ya he terminado, para bien o para mal.

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