domingo, septiembre 26, 2010

Veracity


Pues sí, lo sorprendente de la imagen no es que Minney tenga el cuello tan retorcido que se le vea la sonrisa donde deberían estar las cervicales sino que el "Castle of Illusion" se desarrolla en un pueblo de Almería (haciendo publicidad y todo, sorprendente). Lo siguiente será "Aladdin: Perils of Turre", seguro.

CONFUSIÓN DE IDENTIDAD

Una de las cosas que más nervioso me ponen (sin contar Gramática Inglesa II, claro) es que me confundan con otra persona en algún momento importante en el que no me lo espere. Es que realmente nuestra identidad es lo único que tenemos en sociedad y si nos la cambian por otra imagina lo problemático de tener que enfretarse a situaciones que no sabes de dónde vienen. ¿Que no? Pues ahí van situaciones que me podrían costar un par de Valiums:

Supuesto 1:
Justo cuando llego a mi destino en tren a conocer a alguien, llega mi anfitrión y nos vamos a su casa a dejar las maletas. Por el camino vamos hablando y le cuento las molestias de viajar usando el transporte público pero que hubiera sido peor coger el bus. Me pregunta que qué le parezco al natural y si se le notan los cambios, a lo que yo le digo que no está exactamente como en las fotos pero que sí se parece, que no se preocupe; pero claro, él me ha preguntado eso porque cree que en persona no soy igual que en las fotos, que soy diferente. La conversación sigue por derroteros completamente triviales hasta que llegamos a su casa y dejamos las maletas, me sugiere que mire el correo por si tengo mensajes urgentes y yo sigo su consejo mientras él prepara algo de cena. Completamente absorto en escribir, no me doy cuenta de que lleva unos minutos mirando la pantalla del ordenador con gesto de que hay algo que no me puede decir. Yo le pregunto que si he hecho algo porque no sé qué ha enrarecido el ambiente de repente y él me responde que no, que no es culpa mía, que ha sido él el que me ha invitado pensando que era otra persona y se ha dado cuenta al ver mi nick de internet... ¿Y entonces qué hago yo allí?

Supuesto 2:
Andando por una calle concurrida, voy mirando despreocupadamente a los transeúntes mientras sigo mi camino sin molestar a nadie. Voy en dirección al trabajo a paso firme y continuo a pesar de que tengo tiempo de sobra para llegar, pero es que me gusta ir sin prisas para poder ir a mi ritmo. De repente, un grupo de policías vienen corriendo y me derriban, me luxan los brazos para ponerme las esposas y me detienen. Ante la conmoción de la multitud, me meten en el furgón y me llevan a la sala de interrogatorios de la comisaría, donde me retienen durante cuatro horas repitiéndome las mismas preguntas incomprensibles en diferente orden mientras me comprueban el DNI para asegurarse de que no es falso. Al acabar el decimotercer interrogatorio me sacan de la celda para decirme que se han equivocado, que no soy al que buscan pero que el parecido era bastante razonable, así que ya me puedo ir y volver a mi vida diaria. Cuando me devuelven mis cosas, pienso que es mejor que llame a mi jefa para decirle por qué no he ido a trabajar hoy, pero ¿qué le digo? ¿Que no he ido porque me han detenido y me han metido en la cárcel? ...Eso suponiendo que no me hayan despedido ya, claro, porque nada me asegura que no me vaya a pasar otro día.

Supuesto 3:
Esperando en la cola del banco para hacer mi ingreso mensual, me doy cuenta de que el dependiente me mira como si ya me conociera de antes, cosa lógica porque siempre voy ahí a todos mis trámites y ya me debería tener más visto que el Tebeo, pero me escama. Le digo lo que quiero hacer y él se pone con ello, pero mientras salen los recibos me da conversación sobre el trabajo y esas cosas preguntándome que qué tal me va. Le comento que no me puedo quejar, que cuando empecé no sabía si me iba a gustar pero que después de tantos años ya sé que es mi vocación, a lo que él me responde que él no sería capaz de hacer lo que yo hago, que requiere mucho aguante y no todo el mundo está por la labor. Yo le respondo que es cuestión de práctica, que una vez te acostumbras ya todos los días son prácticamente iguales, y entonces él baja la voz y me comenta que ya, pero que él no sería capaz de salir desnudo con tres tías en una película sabiendo que la puede ver cualquiera. Yo me quedo con la cara desencajada y le digo que no sé de qué me están hablando, que yo soy profesor, pero él me guiña un ojo y me dice que ya lo sabe, que de eso iba la última película. Me da los recibos y se despide de mí, y yo salgo del banco completamente a cuadros pensando que hay un actor porno que se parece a mí... y a saber cuánta gente lo sabe.

Os parecerá una tontería, pero este tipo de cosas no molan nada nada.

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