domingo, octubre 25, 2009

Ø REC


Teniendo en cuenta el nombre de la productora, yo me cagaría de miedo, aunque quien haya visto la película sabe que más que miedo se pasan náuseas y mareos. Es una consecuencia directa de que el cámara tenga Parkingson, el síndrome de los que están obsesionados con aparcar.

Y hablando de cosas terroríficas, últimamente sólo veo libros de moda con títulos completamente descriptivos y definitorios de lo que te vas a encontrar. La época dorada de las metáforas incomprensibles excepto para un iluminado (el que lo escribió) han quedado atrás junto con la programación televisiva de calidad... o eso o es que tengo que dejar de comer Doritos del Lidl antes de irme a dormir. No obstante, yo he querido sumarme al carro de lo obvio e imitar a esos maravillosos relatos del estilo a "Los tíos que no querían a las mujeres tanto como a ellas les gustaría" o "La chica que pensó que la inmolación era una manera estupenda de pasar la tarde del domingo", y para ello tengo preparado un título con el cual podré hacer que todos los públicos se identifiquen con la historia aunque sólo sea un poquito:

LA PERSONA QUE PENSABA EN COSAS QUE EN UN PRINCIPIO PARECÍAN INOFENSIVAS PERO QUE CUANDO UNO SE LEE LA NOVELA SE DA CUENTA DE QUE SON MÁS SERIAS DE LO QUE PARECÍAN ANTES

-¡Poyomón! ¿¡Estás bien!?
-Poyo.
-...Vale.

La televisión hacía de equipo de música de fondo improvisado mientras mis pensamientos fluían como las burbujas por un purificador de agua de un acuario casero. Llevaba ya tiempo en una situación incómoda y molesta y, aunque a todo se acaba acostumbrando uno, no siempre el ser humano se adapta a las vicisitudes, a veces hay que darse cuenta de que tu situación no es la adecuada para que podamos ver las cosas de otra manera y uno de mis pensamientos llevaba ya tiempo rondando por los pasillos de mi cabeza.

Es muy difícil permanecer dentro del castillo del camino recto y normal de la acción correcta cuando la salida fácil está organizando una fiesta en la habitación de al lado y ha llamado a tus mejores amigos, por lo tanto, lo goliáticos muros de mi rectitud iban cayendo sin remisión frente a las davídicas pedradas de la tentación. Tenía que resistir, porque entonces la única opción disponible era dejar esto para siempre y no mirar atrás, no preocuparme por las consecuencias y no preocuparme sobre lo que ocurrirá una vez que tome esa decisión. Era una salida fácil y rápida, hecha y pensada por y para gente que no es capaz de tragarse toda la basura que le echen.

Al igual que una bailarina se va desnudando lentamente mientras actúa, conforme iba descartando la idea ésta se iba haciendo cada vez más atractiva. Tenía lo que necesitaba al alcance de la mano, ni siquiera me dolería y en un rápido movimiento todo este sufrimiento acabaría, como si nunca hubiera estado ahí, y después de eso tendría un descanso por fin, sin torturas mentales ni gente absurda descargando su odio sobre los demás injustamente. Tenía que hacer algo para liberarme, debía hacer algo y lo iba a hacer, no tenía más salida que ésa, era lo único que podía hacer para escapar de esa situación... así que lo hice: cogí el mando de la televisión y la apagué, y a otra cosa, mariposa.

(Hay que joerse, una tarde libre sin trabajo y sólo echan truños en la tele)

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