viernes, mayo 15, 2009

Dwarf Queen


¡Ya están aquí, son los auténticos Dwarf Queen! El DQ stándar viene equipado con sus labios pintados, sus pestañas perfectas, sus mofletes maquillados, su barba ancestral, su sexo indefinido e incluso un agujero para meter cosas. ¡No lo piense más, piense más bien en quién cXXX se compraría esto!

ANTOLOGÍA DE CUENTOS CORTOS

1- Érase una vez una niña que no hizo caso a su madre y se la comió un lobo, pero luego resucitó por cesárea. Fin.

2-Érase una vez una joven que hilando una rueca se quedó dormida eternamente y en vez de morir de inanición se despertó cuando un príncipe la besó mientras dormía porque quería una esposa. Fin.

3- Érase una vez tres cerdos humanoides que se independizaron en casas de paja, ramas y ladrillos para combatir la crisis inmobiliaria. Un lobo con los pulmones como una catedral derribó soplando las dos primeras pero la tercera no y el cerdo mayor, o sea, el más cerdo de los tres, salvó a los otros dos en su casa y pagó sus hipotecas. Fin.

4- Érase una vez un hermano y una hermana que se perdieron en el bosque y se encontraron una casa de chocolate en la que vivía una bruja. Como estaban pasados de hambre, se la empezaron a comer y cuando la bruja decidió que se los iba a comer a ellos por embargarle la casa digestivamente, éstos justificaron su apropiación indebida de bienes ajenos metiendo a la anciana en el horno y dejando que se abrasara dentro. Fin.

5- Érase una vez un joven que decidió echarle fotos con el móvil a cosas que le parecieran curiosas: una vez se encontró una pintada en una pared y le sacó una foto para publicarla, pero a la semana siguiente la pintada había desaparecido bajo una capa de pintura; otro día le sacó una foto a un cartel que le pareció gracioso, pero pasados unos días el cartel había sido arrancado dejando sólo la marca; más tarde cayó un rayo sobre el Gran Hotel Almería desconchando completamente la esquina superior del edificio y decidió sacarle una foto también, pero al día siguiente comprobó que el desconchón ya no estaba. Se dio cuenta de que todo lo que fotografíaba con su cámara desaparecía en cada vez menos tiempo así que buscó rápidamente a Ramoncín para echarle una foto. Le costó sudor y lágrimas pero cuando al fin estaba delante de tal personaje con su tarjeta de memoria de 4GB preparada, apretó el botón con ilusión apuntando el objetivo hacia la cara de éste... y el móvil dijo que el archivo era demasiado grande para almacenarlo en la memoria. Fin... por ahora.

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