martes, octubre 07, 2008

Aglomeración


Pues sí, esto es toda una camada de tortugas, que pueden ser más lentas que el desarrollo de una berza pero expanden su prole más rápido que una mancha de salsa sobre una camisa de convite de boda.

EAU D'ACOLYTE

Esta mañana he visto cómo una manada de lemmings se dirigía a mi tren de vuelta. Tras un par de vueltas en el laberinto ferroviario, un cartel de indicaciones viviente me señaló el camino correcto para alcanzar mi destino. Previamente ya había perdido los nervios por no poder evitar al demonio de la desesperación y verme completamente en sus garras sin posibilidad de escapatoria, sin embargo, aquello ya quedó en el recuerdo de una noche de maldormir en la que comprobé que cuando el protagonista de la historia está en una crisis sin posibilidad de ayuda es cuando más necesitamos que nadie vea su reacción, porque en esos casos es cuando la merluza se vende a precio de pescada y los héroes se vuelven villanos. Por eso tenemos que saber que no se puede controlar todo ni se debe dejar nada al azar y es por eso que el héroe tiene compañeros que saben hacer ciertas cosas mejor que él aún cuando no tengan el protagonismo absoluto, porque alguien que sabe hacerlo todo no necesita a nadie a su lado.

Mi viaje a mi antigua tierra de entrenamiento arcano comenzó con el maravilloso recuerdo de los tiempos que fueron y cuyo recuerdo prevalece y mejora con el tiempo como una semilla que ha sido cuidada con esmero por si alguna vez florecía. Mis compañeros de andanzas me recibieron contentos de volver a ser un equipo aunque sólo fuera algo temporal. Se puede vivir pensando en los buenos tiempos pasados pero eso sólo te impediría disfrutar de la obra que se está estrenando cada día frente a ti, por eso aproveché mi estancia todo lo que pude para recuperar todo lo que había dejado: Viajeros que vienen y van pero que siempre están ahí para mí, y eso es bastante más de lo que puedo pedir. Dos alegres ninfas que me contaron cómo había cambiado el bosque desde que marché de vuelta a casa, un compañero que decidió cambiar su profesión por el entrenamiento bárdico para sentirse más pleno, el manitas del grupo que decidió que mucho trabajo y poca diversión hacen que se estrese un montón, montones de viejos desconocidos que pasan a ser nuevos conocidos y la ausencia de los que no han respondido a la llamada del recién llegado completan mi breve pero intenso periplo por el norte. Todo un viaje.

La segunda etapa me enseñó que las injusticias sólo son un problema si dejas que sean más fuertes que tú. No es lo mismo ser fuerte que resistente, porque fuerte es aquel al que todo le duele menos y resistente es aquel que aguanta mucho dolor continuado, por eso me alegro de ver mi debilidad, porque así puedo saber mis limitaciones y ampliar su margen. Muchas historias ajenas han recorrido este fin de semana, historias que me cuentan posibles finales de historias que ya han sido expuestas al público, pero la realidad siempre supera a la ficción. Un corazón de oro puede estar en un trono de hierro pero siempre será un tesoro que debe ser preservado, por eso he decidido hacer alquimia con el mío para aumentar su valor en lugar de dejar que el plomo pierda su lustre por el mal tiempo. Hay que ayudarse a uno mismo para poder ayudar a los demás.

Epílogo:
Hoy a mi vuelta me han dicho que estoy algo diferente, quizás es porque me he dado cuenta de que lo que yo consideraba mi peor defecto es mi mayor virtud.

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