martes, agosto 12, 2008

Teacher Gear Solid


Llegan los exámenes y a todos les dan los nervios, no dan pie con bola y empienzan a arrepentirse de haberse saltado los exámenes... y a los alumnos también les pasa, claro.
EL SUPINISMO ILUSTRADO
El fin de semana pasado fueron las Ex-Mundis en Almería (esas jornadas frikis en las que yo me siento completamente fuera de lugar ya... y me da pena). Pensaba reencontrarme con mis colegas dungeoneros y echar una partida de Munchkin para recordar viejos tiempos pero parece que el tiempo no pasa en balde. Todos se han buscado pasatiempos alternativos a ese frikismo que en un tiempo nos unió mientras peleábamos por conseguir anillos de invisibilidad +5 o cetros estáticos de antimagia... y lo más triste es que yo también he sucumbido a ese inexorable envejecimiento de la mente. Ha sido un duro golpe para mí llegar a las jornadas y no encontrar a nadie conocido de mi grupo, me he sentido muy viejo (aunque también puede ser porque la media de edad de los participantes de este año rondaba los 16).
En datos completamente irrelevantes pero igualmente graciosos de mi visita a las jornadas, he podido contemplar mucho disfraces variopintos de distintas series, o sea, Naruto, Naruto Remix, Naruto una vez más, Naruto hasta en la sopa y, que no se me olvide, Naruto Complete Edition. Básicamente, he acabado más que harto de ver a la gente con la cinta de ninja en la frente pero ha sido superdivertido ver cómo una chica con una especie de pergamino ninja enorme tamaño amoada familiar colgado a la espalda intentaba pasar por una puerta de un metro de ancho. Yo quería ir de nigromante pero no me apetecía ir disfrazado yo sólo, porque el traje es negro y con lo blanco que soy es posible que pensasen que iba de gótico así que mejor para otra ocasión (el calor era secundario, antes muerta que sencilla).
Otro detalle gracioso fue oír a una chica preguntarle a un tendero sobre qué juego le aconsejara que se compre. ¿Que por qué fue gracioso? Porque la pregunta que le hizo la chica fue "¿Puedo pedirte mi opinión?" y, evidentemente, puedes pedirle la hora, dinero, sexo, matrimonio (en ese orden) o cualquier otra cosa, pero no puedes pedirle tu opinión, hija de mi vida. En fin, yo diría que nunca he roto un plato en mi vida pero todos sabemos que la puerta corredera de la cocina de mi casa me la tiene jurada cada vez que voy a comer al salón, por eso no tengo nada más que decir de las jornadas, eso sí, acabaron tomando tintos y cerveza la noche del comingo, como tiene que ser.

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