sábado, junio 30, 2012

Ni una sola palabra

A lo mejor yo tengo la mente sucia ya, pero cada vez que paso por esta calle me viene un ataque de risa que siempre tengo que disimular. Admito que sería un nombre muy bonito para una calle, en el caso de un callejón parece el tipo de sitios en el que gente vestida de moteros y policías se pondría cariñosa de más.

Ay, qué risa con "La Ostra Azul" en "Loca Academia de Policía".

REVELACIÓN

Hace poco fui a comprar algo de picoteo al super de cerca de mi casa y me encontré con una situación peculiar con la que no pensaba encontrarme:

Mientras buscaba algo de paté y una bebida que acompañase con las tostadas, un hombre de mi edad más o menos le puso al cajero una serie de artículos en el mostrador hasta que vino con uno que no tenía claro a juzgar por la mirada que le estaba echando al envase. El tendero le preguntó si estaba todo bien y él le respondió preguntándole que si esas latas que tenía en la mano eran de atún; el tendero le dijo que sí, que lo ponía en la propia lata, a lo que el hombre respondió diciendo que él no sabía leer.

Fue tal la impresión de oír eso que hasta se me olvidó dónde estaba, no porque el hombre no tuviera estudios, sino porque de repente de di cuenta de la suerte que había tenido yo al haberlos recibido. Observé anonadad, y un poco aterrorizado de mi propia inconsciencia, cómo ese hombre pagó, salió de la tienda y cogió su carrito de globos antes de desaparecer de mi campo de visión*. Un pensamiento me llenaba la cabeza en ese momento: ¿cómo había podido vivir pensando que mi época de estudios había sido un infierno cuando había gente de mi edad que ni siquiera había tenido la oportunidad?

No me malinterpretéis: sigo pensando que hay muchísima gente de los que se hacen llamar maestros y profesores que no merecen el puesto que tienen, más que nada porque no pasarían un examen psicológico ni con las respuestas delante, pero es cierto que no había valorado** la educación que había tenido hasta ese momento... aunque puede que la culpa la hayan tenido todas esas personas que por odiar su trabajo me hayan hecho odiarlo a mí también. Digo su trabajo, porque el mío me encanta.

*No era capaz de moverme.
**Y me refiero a valorarla de verdad, no a sufrir "titulitis".

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