lunes, septiembre 19, 2011

The Gate of Doom

Siempre tengo el temor a repetir foto o título cada vez que escribo algo en el blog, será porque no llevo un índice de temas, que debería hacer en algún momento, o simplemente porque llevo ya tantos temas escritos con fotos que normalmente no están relacionadas que no me da la memoria para tanto. Me pregunto si la memoria es finita porque tiene un límite o porque al ser estrecha le cabe poco.

FINAL QUEST

Pues sí: mañana sabré si se me puede considerar licenciado por fin o sigo siendo alguien a las puertas de obtener un título universitario, en cuyo caso seguiré como estoy hasta ahora sólo que más cansado de todo y buscando sin éxito un trabajo decente. ¿Será todo como en mis pesadillas, en las que yo sufría la ira y frustración de un alma amargada en su propia cárcel, o será como me han pronosticado tantas veces mis amigos este fin de semana, que he aprobado de calle y me podré olvidar para siempre de esa horrible etapa de mi vida? Próximamente en sus pantallas.

El caso es que todo el mundo al que pregunto siempre me da buenas impresiones de su etapa universitaria, como si hubiera sido algo que les gustaría revivir porque más que estudiar se dedicaban a salir de fiesta sin preocupaciones, pero en mi caso no ha sido así en absoluto: los tres últimos años he tenido que compaginar trabajo con estudios, con oposiciones, con ayudar a mi madre en sus estudios, con ayudar a mi padre con sus libros y con afrontar las chorradas familiares y extrafamiliares de todo ese tiempo, pero no he recibido ni un solo halago, al contrario, todo lo que oía en casa era que siempre podría haber hecho más. Me pregunto si realmente tenían razón, siempre podría haber dejado de dormir.

Mi auténtico problema es que en ese período me ha cambiado el carácter, cosa que no me gusta en absoluto. Por si el hecho de que inconscientemente empiezo todas las frases por "yo", declarando una falta de atención exacerbada, no me resultase ya lo suficientemente repugnante, encima me he vuelto irascible a cualquier comentario remotamente ofensivo por parte de mis padres y tengo la siempre presente impresión de soledad en el mundo, lo cual no sé si está relacionado con este tema pero seguro que Freud lo enlaza de alguna manera al haber nombrado a mis padres. Si a esto le añadimos el estrés permanente en el que vivo a pesar de que no puedo hacer nada excepto esperar, tenemos que me he vuelto monotemático y recurrente respecto a las conversaciones, lo que no es específicamente entretenido cuando consigo que alguien me saque a tomar café, pero supongo que será pasajero*.

Como añadido a mis taras psicológicas adquiridas causadas porque llevo ya tres años sin vacaciones más largas de cinco días, está la presión constante por buscar/encontrar la pareja deseada, cosa que parece que lo voy a relegar a la lista de "bueno, si tiene que ocurrir, ocurrirá, total, los milagros existen", justo debajo de que me toque la lotería y, como no, acabar la carrera. Porque, seamos sinceros, yo sabía interiormente que tarde o temprano llegaría el día, pero a nivel consciente no creía que fuera a acabar nunca esta ordalía a la que me sometieron mis padres cuando me eligieron los estudios**.

Mañana veré... o no.

*Por la cuenta que me trae, porque mi padre es igual.
**Supongo que por mi bien, pero mejor no me pongo a comparar el antes y el después no sea que las cuentas salgan a devolver.

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