jueves, febrero 04, 2010

Luna lunae


Momento de locura el 31 de diciembre en Mojácar en el que Vero y yo nos peleábamos por sacar la mejor foto de la luna en la playa, algo así como los minijuegos instantáneos de los Wario Ware pero con el móvil en la mano. No sé si gané, pero me gusta el resultado.

FEBRERO

Ya ha pasado enero y la época de exámenes. Hoy llueve a cántaros, pero no me sorprende porque ya hizo un par de amagos ayer también. Miro por mi ventana y no hago más que pensar en lo que me voy a tener que mojar cuando salga a la calle. No me gusta mojarme con la lluvia, se me vienen a la cabeza un montón de cosas que tenía encerradas en un cuarto bajo llave y que no quería recordar, amén de las nuevas que tendrán que añadirse a las otras, claro.

Es contradictorio cómo se puede odiar a alguien porque lo quieres, o simplemente porque quieres quererlo, o simplemente porque no te quiere. Sigo pensando que la indiferencia es el peor castigo porque los finales, sean buenos o malos, siempre dejan claro que ha terminado una etapa y por lo tanto puedes hacer el balance de gastos y beneficios, pero el tener que darse cuenta de que para alguien simplemente eres parte del paisaje (como mucho) es siempre muy duro. Pero sigue lloviendo.

Nos han cambiado al cartero de mi barrio. Antes siempre venía una mujer con muchas arrugas a pesar de no ser tan vieja que te miraba con ojos de escrutinio por encima de sus gafas graduadas cuando pasabas por su lado, ahora es un chico nuevo que parece que tiene ganas de trabajar. La gente suele preferir malo conocido que bueno por conocer porque les resulta más cómodo seguir soportando un dolor que acostumbrarse a un abrazo, así es el ser humano de valiente. Y no deja de llover.

Hoy el día no tiene nada de peculiar, y al mundo no le importa que esté lloviendo, así que voy a coger mi paraguas, ponerme mi chaquetón y ponerme mi máscara para salir a la calle. El paraguas es muy útil porque así no se me moja la cabeza y evito el primer párrafo. El chaquetón es importante porque es gris y así paso desapercibido entre la gente. Sin embargo, la máscara es lo más importante de todo porque así la gente no se siente mal por no querer preguntarte qué te pasa. Ya no llueve.

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