lunes, enero 11, 2010

Amrita


Y después de este chiste del Etrian Odyssey vamos con el tiempo de este fin de semana, presentado por Shakira:
El cielo está cansado ya de veeer la lluvia caer y cada día que pasa es uno maaás, ¿cuál ha sido ayer? No tengo forma alguna de secarme porqueeé seguir mojándomeee eees... inevitable.

GRAND THEFT IN THE AUTO

Estaba yo de buena mañana pensando en lo rápido que estaba subiendo el paladín del WoW cuando de repente sonó el despertador. Era el día D... concretamente el día DE el exámen práctico de la autoescuela y yo había entrado en un estado de concentración Zen en el que lo único que se me venía a la cabeza era que tendría que soltar otra burrada de dinero si me volvían a catear por atropellar viejas (es una forma de hablar, claro, yo atropello a todo el mundo por igual). Esa mañana nos examinábamos cinco personas y yo quería pedirme el primero para que fuera lo que fuera fuera pronto y lo dejase todo reluciente tras pasar el paño, que para un apaño siempre hay tiempo, pero más de uno íbamos apañados ya de antes así que me tocó el segundo lugar. Sí, ésa posición en la que te toca salir donde el examinador considere que hay la suficiente civilización como para ser considerado el planeta Tierra pero que siempre habrá múltiples elementos que dificulten la conducción todo lo posible: en mi caso fue el polígono industrial de El Puche (que es como Harlem, pero en plan chungo).

Mis veces anteriores me habían enseñado varias lecciones muy valiosas: primera, hagas lo que hagas, espera siempre el doble (lo gracioso fue cuando me tocó comer ese día, pero bueno); segunda, si el examinador te acusa de haber podido atropellar a un peatón, asegúrate de que al menos muere dolorosamente (el peatón o el examinador, a tu elección); y tercera, si el día parece el diluvio universal 5ª parte "El Desenlace Final" y la examinadora ha llegado 45 minutos tarde al examen porque ha decidido tomarse dos cafés mientras os dejaba ahí bajo la lluvia sin ningún remordimiento ninguno, asegúrate de saber dónde vive para poder recordárselo cuando te suspenda. Sin embargo, nada de eso me hizo falta porque no se dio ninguno de los casos anteriores.

Mi compañero había dejado el coche aparcado en línea al lado de un edificio, lo cual me alegró, porque eso significaba que al menos tendría un par de minutos de asfalto, pero no por eso mi examen iba a ser normal. A los hechos me remito: nada más salir a la calzada, la examinadora me pidió que hiciera un estacionamiento, así que yo con las mismas aparqué en el sitio que tenía justo delante y fin, aleta en inglés. Al finalizar mi maniobra en 48 segundos (de reloj), pulsó el botón de su grabadora de sonidos y volvieron a repetirse las mismas palabras de la orden anterior... y entonces empezó el inquietante examen de conducir:

-En la siguiente salida gire a la izquierda.
-Muy bien.
-...Y cuando pueda gire a la izquierda.
-Vale.
-...Y en la rotonda tome la salida de la izquierda.
-...Ajá.
-...Y vamos a coger la siguiente a la izquierda.
-...Sí.

...Y después de haber alcanzado un grado de centrifugación que ya lo quisieran muchas lavadoras debió de haberse arreglado el botón de la grabadora porque ya no me volvió a repetir la orden (menos mal). Tras el prelavado, fuimos a dar una vuelta por las proximidades del Estadio Mediterráneo y yo iba mosca porque la veía agachar la cabeza de vez en cuando, pero más me mosqueé cuando me dijo que parásemos tras hacer dos rotondas y un par de cambios de carriles. Como yo ya no era un manojo de nervios sino un muestrario entero ordenador por orden alfabético, color y calidad de los mismos, me puse a pensar en cualquier otra cosa que no tuviera nada que ver, como por ejemplo en el hecho de que si suspedía esta vez tendría que renovar papeles y en que mi profesor no había dicho nada durante todo el trayecto, cosas que tranquilizan mucho si las comparamos con los dos meses que tardaron en salir del coche para decirnos el resultado de los dos primero examinados.

Epílogo: Al igual que en el Street Fighter, uno pone todo su empeño y va derrotando a los rivales superando las dificultades y depurando su técnica... hasta que llega Mr. Bison y te elimina sin miramientos, pero siempre puedes continuar la partida pagando (lo malo de continuar inmediatamente después de la derrota es que vuelves a ser derrotado sin remisión). Sin embargo, al igual que en el Street Fighter, aunque te hayan derrotado tres veces antes, basta con que tú ganes una sola para que el señor del abrigo horrendo se vaya a tomar viento. ¡Ya soy un conductor más!

1 comentario:

Samu dijo...

jeje, no esta mal tu blog, es entretenido :). Te agregué ayer al msn