martes, septiembre 29, 2009

Ar Tonelico


Lo que tienen en común estas dos obras de arte (ejem) es, exactamente, el título. Una es una referencia a todos esas personas que se pasan la vida arreglando los estropicios y llenando los recipientes ajenos, el otro es un garabato hecho con el Ventanicas.

EL SISTEMA NERVIOSO

-Anda, mira qué bien sales en esta foto.
-¡Pero si parezco una esquizofrénica!
-Pues sales muy natural, como tú eres.

Y tras este mazazo social que he oído a hurtadillas en mi piso vamos con otros casos y causas de esquizofrenia: el carnet de conducir, y más concretamente mi primera clase práctica.

El profesor me llama para que me suba en el coche y tras un par de intentos frustrados de abrir la puerta en la que estaba él recuerdo que para conducir es mejor sentarse frente al volante, así que así lo hice. Cuando me senté, ajusté el asiento a mi altura, el espejo interior para que viera bien, el espejo lateral para que no me estorbase nada, me intenté quitar la chaqueta, recordé que para eso tenía que quitarme primero el zurrón, me quité el zurrón y la chaqueta en ese orden y luego miré hacia adelante con cara de horror extremo: ¿por qué el cuadro de mandos de un coche tiene más botones e indicadores que un puticlub de carretera?

Me dijo el profesor "venga, arráncalo", y salí fuera del coche para sacar de cuajo el coche de donde estuviera atrapado... y cuando mi mente volvió al mundo real busqué en Google dónde estaba la llave de contacto. Como me salieron ypicomil resultados empecé por descartar los lugares que menos posibilidad de éxito tuvieran, como por ejemplo detrás del volante, así que tras dos o tres minutos que me parecieron seis meses buscando algo que hacía cinco minutos sabía perfectamente que estaba ahí con una actitud del estilo a "te aseguro que esto no es lo que parece", toqué sin querer las llaves, que estaban puestas en el contacto desde el principio (y probablemente descojonándose de risa gracias a mí).

Una vez estuvo todo listo y preparado, me dispuse a darle al contacto para empezar la marcha. De repente, una calle de la que yo recordaba que el tráfico se reducía a que los coches pasaban (de ella completamente) se convirtió en un hormiguero de motores y humo. "¿Y yo tengo que entrar ahí?", pensé, giré el volante dos kilómetros hacia la izquierda y cuando vi que salía la transmisión del coche por el espejo emprendí la marcha. Tras cuarenta y cinco minutos de conducción temeraria ("¡Es que ese caracol iba como loco, leches!") llegué a la parada del siguiente alumno. Como había ido tan relajado durante la clase en ese día tan soleado, me intenté levantar del asiento para dejarlo libre pero fue más bien como el que le quita el papel a la magdalena.

Había sobrevivido a mi primera clase, hurra, pero me surgió una duda terrible: las viejas sólo dan veinte puntos y no cincuenta como me había dicho todo el mundo, así que ¿por qué sólo te quitan doce puntos al atropellarlas? ¿Es porque se los dan a ellas? Y si les dan menos de cinco puntos, ¿suspenden? ...Menos mal que el teórico ya me lo quité de enmedio.

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