jueves, marzo 12, 2009

Punch! Ka-Pow!! ...Zowie???


Mira, yo sé que tú hablas, pero no te entiendo ná, porque teniendo encima una jauría de panteras intentando merendárseme no doy abasto a repartir leches merengadas.

LÓGICAMENTE LÓGICO

Érase una vez una persona que decidió no estar conforme con nada, así que conforme pasaba el tiempo nunca estaba contenta con nada. Como no estaba contenta con nada, decidió que estaba contenta con algo, que era no estar contenta con nada, y por el arte de la doble negación cayó en una contradicción y se calló para siempre... hasta que empezó a hablar otra vez. Desde ese momento, siempre se quejaba por todo, y como quejarse por todo es una multiplicación, salían afirmaciones astronómicamente altas hasta el infinito y más allá, pero como el infinito es infinito, siempre se podía llegar a más. Sin embargo, ella estaba convencida de que le podía sacar defectos a todo, así qué durante un viaje se quejó de la comida que le traían los camareros, se quejó de la gente con la que trataba, se quejó de los sitios que visitaban en grupo y se quejó de la duración de las viajes con guía hasta que no quedó más agua que secar... pero aún no estaba satisfecha. Un buen día, su marido, sin ánimo de ofenderla, le comentó "Cariño, la verdad es que has discutido con todo el mundo durante el viaje", a lo que ella respondió airadamente "No, con todo el mundo no, sólo con las personas".

En la ciudad de Porallídia del país de Cualquierencia, un profesor particular estaba intentando explicarle a su alumno cómo funcionaba su planeta según la astrología. Era 32 de Triciembre y estaban en las vísperas de los exámenes de Reenero, así que era muy importante que tuviera muy claro antes de la prueba final que su planeta hacía regularmente elipses ligeramente imperfectas alrededor de la estrella central en ciclos de 8765 horas y 45 minutos (aproximadamente). Sin embargo, durante esos ciclos había intervalos de tiempo en los que la iluminación de su planeta variaba su duración a más o menos tiempo en sus extremos máximo y mínimo (solsticio) con periodos de iluminación y oscurecimiento completamente iguales en duración en los puntos medios de dichos intervalos (equinocio). Cuando el profesor le preguntó si conocía el significado de la palabra "equinocio", el alumno respondió "Pues claro: Equis es cinco... y el resto ya lo sabes tú". El profesor pensó que según los romanos equis sería diez, así que como el resto ya lo sabía bastaba con despejar la incógnita.

No me aburro ni en casa ni en el trabajo, está claro.

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