sábado, junio 30, 2012

Innovar o no innovar

Es sorprendente lo que hace la costumbre: como llevo ya siete años explicando lo mismo en clase ya no me hace ni falta mirar los libros de texto. Esta explicación la hice de memoria esta semana sin ni siquiera tener que buscar ejemplos buenos, lo cual me hace pensar que a lo mejor debería innovar algo las explicaciones para no aburrirme de ellas en clase. También es cierto que la gramática inglesa no ha cambiado mucho desde hace un par de siglos, al menos la que sale en los libros de mis alumnos.

ACTUALIZACIONES ACTUALES

¡Me han cambiado el diseño de edición de textos en esta página! Ahora no sé dónde está nada ni qué significan las nuevas opciones que me han añadido o puesto en sustitución de las anteriores. Me pasó lo mismo cuando se me ocurrió, erróneamente, actualizar el Word para poder escribir los artículos antes de ponerlos aquí: la interfaz ya no se parecía en nada a la anterior y el menú de opciones no tenía nada de lo que yo reconocía*, lo que me causó algún que otro problema de nervios sin importancia. Nada que ver con el que me tuviera que comprar un teclado nuevo, por supuesto.

Pasa lo mismo cuando cuando uno es joven y tiene su propio desorden en su cuarto, y me refiero a propio porque no es que uno sea desordenado, que es perfectamente posible, sino que hemos ido dejando todo donde sabemos que lo vamos a encontrar cuando nos haga falta más tarde. Durante varias semanas vivimos es nuestro caos controlado/paraíso personal** en el que todo tiene su lugar y nosotros lo sabemos... hasta que un día llegas de la universidad y tu madre te dice que te ha ordenado el cuarto mientras estabas fuera, que ahora está mucho mejor que antes, y tú ya empiezas a tener sudores fríos cuando ves que la pila de apuntes que llevabas preparando ese mes ha desaparecido sin dejar rastro.


En ese momento uno se ve dividido entre agradecerle a su madre el esfuerzo y preguntarle con lágrimas histéricas en los ojos dónde ha puesto todo lo que falta en el escritorio, más que nada porque sabe de antemano que la respuesta puede ser perfectamente "lo he tirado, ¿era importante?", así que optamos por la opción de la búsqueda personal para ir viendo las nuevas "mejoras". El poco optimismo que pudiéramos tener se nos va en cuanto comprobamos que tras la "actualización" ya no somos capaces de trabajar como antes... o en absoluto: las opciones más recurrentes para nosotros ya no están en su sitio o han desaparecido completamente; nuestra clasificación de documentos ya no nos sirve porque no tenemos referencias anteriores a las que atenernos, principalmente porque no están a la vista; y ya no nos sentimos cómodos con tener que volver a aprender a trabajar donde antes lo hacíamos de buen grado. Pues bien, lo mismo pasa con los programas del ordenador.


El caso es que cuando hacen esas repentinas, y en muchos casos obligatorias, "innovaciones" de lo que llevaba años funcionando perfectamente, supuestamente en pos de una mejora del propio programa base, llega un momento en el que todo deja de funcionar correctamente***, ¿cuál es la verdadera razón de todo esto? ¿Acaso si un producto ha dado un rendimiento excelente durante más tiempo del esperado la propia empresa tiene que boicotearlo para que la gente siga comprando nuevos que duren cada vez menos progresivamente? ¿Por qué tienen que disfrazarlo de opción a la mejora cuando es un atentado obligatorio a lo que nosotros considerábamos como cómodo y funcional? La economía de las grandes empresas da miedo... o asco, no sé exactamente cuál me da más.

*De hecho, a día de hoy todavía no sé cómo realizar algunas de las acciones que antes eran obvias para mí. 
**"Mi desorden es mi orden" me dijo uno en una ocasión... o quizás fui yo con un tinto de más.
***¿Alguien dijo obsolescencia programada?


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