Antes de empezar se sacuden ambas manos de arriba hacia abajo tres veces mientras que en cada una de ellas pronuncias el pronombre reflexivo de la tercera persona del singular*. La mano izquierda abajo con la palma hacia arriba y la mano derecha arriba con la palma hacia abajo, las chocas con la otra persona verticalmente y adoptan posiciones contrarias hasta volver a chocarlas verticalmente. Luego das una palmada y colocas ambas manos con las palmas mirando hacia tu compañero, momento en el que chocáis las palmas derechas de frente, das otra palmada y luego chocáis las palmas izquierdas... y vuelta a empezar.
Diga lo que diga la gente, todo el mundo ha jugado a esto en algún momento, porque todos hemos tenido hermanas, primas, hijas, sobrinas o amigas**.
CONFIDENCIA POR CONFIDENCIA
-A ver, Clara, explícamelo como para que lo entienda.
-Es bastante sencillo, Cristóbal, he tomado una decisión respecto a mi pareja: ya que yo soy tan guapa y él es más bien normalito creo que podré manejarlo como a mí me venga bien. Por ejemplo, aunque él no se ha interesado nunca especialmente en tener novia debido a su falta de popularidad, el hecho de que yo le preste atención le ha despertado la necesidad de estar conmigo, y es por eso que él me ayuda siempre con las matemáticas sin esperar nada a cambio, así que cualquier gesto de cariño que yo tenga hacia él le servirá de recompensa mejor que cualquier otro pago que pudiera darle.
-¿Pero no crees que eso es aprovecharse de la gente?
-Pues en cierto modo no, es más, creo que le estoy haciendo un favor. Sin ir más lejos, tú sabes que los hombres no distinguís nunca entre novia y amiga, esa distinción no existe para vosotros, vuestra distinción es del estilo a "chicas que querría tener en mi harem" y "chicas con las que necesito alcohol primero" pero que en realidad son el máximo y el mínimo de la misma escala, ¿verdad? Pues bien, las mujeres tenemos dos escalas diferentes respecto a los hombres: "hombres que nos encanta tener cerca porque son perfectos para todo" y "hombres con los que haríamos de todo". La primera la escala va del mínimo al máximo dependiendo de lo cómodas que nos sintamos con ese hombre minimizando el grado de peligrosidad sexual que nos ofrezca y maximizando el nivel de utilidad en nuestra vida diaria, pero en la segunda sólo medimos el grado de vergüenza que nos daría hacer las cosas que nos pediría esa persona basándonos en lo que nos excite el estar con él, siendo el máximo "me da igual que nos vean".
-Ajá, o sea, que clasificáis a los hombres según os convenga.
-No, según su casta social, por así decirlo. Además, una vez que situamos a un hombre en una escala es completamente imposible cambiarlo a la otra, por lo que mi novio nunca será capaz de saltar a la segunda escala ya que está muy bien situado en lo más alto de la primera. En resumen, como yo soy una "chica diez" y todo el mundo va detrás de mí, él, que es un chico normalito como mucho, se beneficiará del reflejo de mi popularidad cuando los demás sepan que estamos juntos, mejorando así su estatus social, a pesar de que sólo estaré con él mientras me convenga.
-Vale, me parece un razonamiento muy elaborado.
-¿Verdad que sí?
-Sí, sólo encuentro un pequeño inconveniente a eso, Clara.
-¿Cuál es?
-Pues que ese tipo de razonamientos no se dicen en voz alta cuando la persona en cuestión está hablando contigo.
-Pero la sinceridad es la parte más importante de una relación, ¿verdad, cariño?
Y así funciona el mundo según la cultura americana, hijos míos.
*Se.
**O aburrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario