miércoles, agosto 10, 2011

Metroid

Mira que he visto cosas raras en las cabalgatas de Navidad, pero nunca esperé ver un tributo a las aventuras de Samus Arán. Si ya hubiera visto a una tipa disparando láseres y haciendo saltos giratorios con una armadura cibernética hubiera sido la leche.

...Y LA ODISEA (2ª PARTE)

Tras la nochecita anterior y habiendo comprobado que el chaval se había recuperado perfectamente, mi mayor preocupación fue que uno de ellos se ahogase en la piscina por la falta de sueño*, así que el resto del día transcurrió sin incidentes. De ahí tenemos que trasladarnos hasta el día en que se decidió por votación del único que podía votar que había que ir a las actividades de buceo concertadas, por lo que había que desplazarse hasta la costa que, según sus fuentes fiabilísimas, estaba "aquí al lado"**. Tras 45 minutos de andar por secarrales a pleno sol y cargados con los bártulos de la playa, se le ocurrió llamar por teléfono al monitor de buceo para preguntarle por qué no lo veíamos por allí, a lo cual dedujimos por la mitad de la conversación que se podía escuchar que no era ahí donde teníamos que estar, así que anduvimos otra media hora más y llegamos al sitio correspondiente, tras lo cual nos dejaron a mi compañera y a mí "voluntariamente" encargados de vigilar las cosas de todo el mundo para que no se las llevase nadie***. Es por todos sabido que las experiencias personales, como una diabetes, sirven para madurar como persona y saber tratar mejor al resto de personas que nos encontramos en la vida. Esto puede deberse a que al convivir con algo así uno se respeta más a sí mismo y por lo tanto es capaz de respetar a los demás a su vez, pues bien, para que veáis el respeto que tenían algunos de esos adolescentes hacia los demás sólo comentaré que se perdieron dos gafas de bucear y par de aletas por haberlas dejado no-se-sabe-dónde en la orilla de la playa, que hubo berrinches porque a algunos/as no les gustaba el color del traje de neopreno, que a pesar de las advertencias del monitor algunos se separaron del grupo sin previo aviso y que, incluso cuando uno de los monitores estuvo quejándose del poco cuidado que habían tenido los niños, un individuo de sangre azul pasó olímpicamente del tema y ni se molestó en escucharlo[4], demostrando que más edad no significa más madurez ni por asomo.

Tras la vuelta del buceo[5], se nos dijo que entraríamos al comedor directamente para respetar los horarios, así que yo terminé cuanto antes de comer para poder darme una ducha lo más pronto posible. Cuando entré en mi casa, lo primero que hice fue ponerme música para disfrutar un poco del descanso y ducharme a gusto, y como soy una persona cantarina, no puedo resistirme a hacer conciertos a capella a la menor ocasión, sobre todo cuando sé que no hay nadie a quien pueda molestar, así que le dí al aleatorio del resproductor y canté[6] todo lo que iba saliendo. Estaba tan ensimismado con la relajación del agua caliente y del subidón de la música que no oía nada más que mi eco en el baño, así que cuando terminé de cantar una canción de Le Click y volvió el silencio me llevé el mayor susto que me había llevado en mucho tiempo cuando de repente escucho un tremendo aplauso en lo que yo creía que era la habitación de al lado. Resulta que uno de los niños me había oído cantar y había llamado a todo el mundo para que, en el saloncito de la casa, me oyeran, y cuando terminé pues decidieron aplaudirme. Agradezco su interés, pero ¿y si me hubiera dado por salir desnudo de la ducha, como hace todo el mundo, teniendo en cuenta que yo pensaba que estaba completamente solo allí? ¿Me habrían acusado de exhibicionista o sólo de pervertido? ¿Y por qué eso no se les ocurrió a los padres que TAMBIÉN estaban allí escuchando? ¿Veis cuando digo que el sentido común es el menos común de los sentidos?

Tras mi "actuación" me quedé en mi cuarto porque los niños tenían una charla sobre la diabetes, así que aproveché para dedicarme media a mí mismo, cosa que no había podido hacer desde que entramos en el campamento por eso de que, a pesar de que nosotros SÓLO éramos monitores de tiempo libre, estábamos currando 24 horas consecutivas entre actividades y encargarnos de que a los niños no les dé un subidón de azúcar traicionero a las 3 de la mañana, que los otros padres nos aseguraron que jamás harían eso en su casa, pero Su Alteza decía que era imprescindible; y el caso, que me desvío, es que tras leer un rato el libro que me había traído decidí ir a ver si iba bien la charla y si necesitaban algo, no fuera que alguien se hubiera roto una uña intentando comprender lo que decían los médicos y yo estuviera intentando descansar por el bien de mi salud mental, y ocurrió lo que yo me temía que ocurriera: nada más entrar en la sala donde estaban dando la charla los niños la interrumpieron para hacer comentarios acerca cómo cantaba, cosa que me dio a mí más apuro por el médico que por los comentarios en sí. Tras decirles que no era el momento, Su Alteza me dijo muy educadamente que podría aprovechar que los niños estaban vigilados para preparar las actividades de la noche... aunque no lo dijo exactamente con esas palabras[7]. Abandoné la sala y me reuní con mi compañera para cotillear un rato, que nos lo habíamos merecido, mientras acomodábamos la sala para competir con el karaoke de las otras monitoras, pero lo bueno que tiene destrozar las canciones en la ducha es que he aprendido a proyectar la voz sin necesidad de un V8.

*Mío, claro.
**Expresión que tiene la misma precisión que "tráeme eso de ahí".
***Por supuesto, no estábamos obligados, pero es que la opción era unirnos a la actividad dejando nuestras cosas allí sin vigilancia durante la hora y media que duraba el asunto. Todo un ejemplo de la responsabilidad de su Alteza.
[4] Y ya de ayudarlo a buscar el material desaparecido ni hablemos, cosa que yo sí hice, pero sin éxito.
[5] Por los secarrales otra vez, claro. Sólo una de las madres, que estaba embarazada cuando le convenía, porque ni para el buceo ni para los juegos del primer día lo estuvo, se fue en la furgoneta de los monitores de buceo hasta el camping.
[6] Si no se dice "andé" porque se dice "anduve", ¿por qué sí se dice "canté" y no "cantuve"?
[7] "¿No tienes nada más que hacer?"

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