Oiga, señor, que por muy cabeza gigante cibernética que sea a mí nadie me da órdenes. Además, ¿cómo se hace eso? ¿Pintándote de fluorescente y diciendo "piu piu"?
SENTIRSE TONTO (O NO)
Esta mañana me levanté diez minutos antes de mi hora. Tenía tiempo de sobra para vestirme, arreglarme, coger mis cosas y salir hacia la parada del bus, de hecho, me dio tiempo incluso a espabilarme con calma durante el proceso así que no iba muy estresado. Normalmente me toca salir a toda prisa e ir corriendo hasta la parada (en ayunas) porque los veo al fondo parados y a punto de irse, pero esta vez no estaban allí así que hice mi camino sin prisas y oyendo la música que tenía en el mp3. Al llegar a la parada me reuní con el resto de la gente que esperaba el autobús. No es que fueran pocos pero no había mucha gente, así que esperé mi turno para subirme cuando llegó, pero cuál fue mi sorpresa cuando al estar justo delante de la puerta el conductor la cierra, dejándome fuera, a la voz de "No cabe más gente" a pesar de que los pasillos estaban vacíos y se había parado todo el mundo en la entrada como borregos. Menos mal que vino otro inmediatamente.
Ya en la universidad, me bajé del autobús y fui en dirección a mi clase de los jueves. Todavía faltaban cinco minutos y el profesor siempre es puntual así que me extrañó ver la puerta ya cerrada de la clase. Llamé a la puerta y la profesora de ahí me dijo que entrase, le pregunté si ésa era la clase de Introducción a la Traductología y me dijo que sí, que era Comprensión y Expresión del Inglés. Tras medio segundo de incertidumbre quise confirmar si efectivamente había oído lo que creía así que le volví a formular la pregunta y me dijo que efectivamente ahí se daba Comprensión, por lo que procedí a sentarme en el sitio que consideré adecuado. Como la sombra de la duda me acechaba en plan Nosferatu, se me ocurrió preguntarle si Introducción era lo mismo que Comprensión y me dijo que evidentemente no, que ésa era otra clase. Cogí mis cosas y me fui, pensando que el inglés lo mismo sí que lo comprendía pero el español...
Al volver de las clases le dije a mi madre que si necesitaba algo ya lo hacía yo, que al fin y al cabo no tenía nada más que hacer esta mañana, y ella me dijo que fuera a tender la ropa, así que así lo hice: cogí el cesto de las pinzas y el barreño cargado con la ropa recién sacada de la lavadora y, tras una exhaustiva explicación sobre por qué los pantalones tienen que secarse vueltos y con la parte trasera interior de cara al sol, me dispuse a subir las escaleras hacia el cuarto piso del edificio (el terrado). Como me había llevado música, la tarea se me hizo bastante llevadera y no me molestó en absoluto a pesar de no tener a nadie que me diera conversación... al menos hasta que de repente no conseguía abrir una pinza para poner el último pantalón. Por más fuerza que hiciera no era capaz de engancharla en la cuerda y tampoco podía ponerla a la fuerza por si acaso mi madre no la podía sacar tampoco así que me acerqué la pinza y la exáminé con detenimiento. El resultado de mi estudio fue que por más que apretase la pinza ésta no iba a abrirse porque estaba cogiéndola del revés (pinza wins).
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