miércoles, febrero 29, 2012

Barrera idiomática

Hoy he tenido clase con los alumnos de intercambio de África. Pensé que iba a ser difícil dado que hacía mucho que no daba clase de español a extranjeros, pero ha resultado ser… mucho más difícil de lo que yo pensaba por eso de que no me entendían cuando hablaba. No obstante, una alumna de la clase de adultos autóctonos de aquí me dio un consejo al respecto la semana pasada mientras levantaba el dedo índice con el puño cerrado: “este gesto es universal”.

DEBATE INESPERADO

Ayer se me ocurrió realizar una actividad diferente en clase por la tarde: hice una lista de proverbios antiguos dichos por personajes famosos y la leí en clase para que los alumnos expresasen en inglés su punto de vista. Bastaba con decir que estaban de acuerdo o no para completar la actividad, principalmente porque en temas personales cada uno puede tener su propio concepto de un mundo ideal, pero entonces llegamos a la cita de Jane Austen y ahí pude sentir que se mascaba la tragedia.

“Una mitad del mundo no es capaz de comprender los placeres de la otra mitad”. Dicho esto, se percibía en clase la calma que precedía a la tempestad, un silencio educado pero denso en el que las miradas se debatieron durante dos segundos por ser los primeros en dar su opinión. Cuando el diluvio de pensamientos en voz alta se me vino encima me di cuenta de que acaba de crear involuntariamente al monstruo de Frankenstein y que éste se estaba levantando para sembrar el terror por su cuenta, aunque de una manera muy educada, todo sea dicho.

La contienda se pudo resumir en “los hombres sois todos muy simples” y “las mujeres sois todas muy complicadas”, o sea, lo de siempre, pero menos mal que yo ya venía preparado con la estaca de la mediación* para soliviantar las posibles rencillas que pudieran surgir. Siendo sincero, los hombres y las mujeres no somos tan diferentes, es que hablamos en frecuencias distintas y no siempre es fácil entenderse así, por lo que una vez se establece un punto intermedio de opinión lo único que hay que hacer es llevar a ambas partes del debate al mismo para terminar la polémica… aunque también se puede decir, como profesor que soy, que ambas partes tienen razón pero ninguna la tiene al mismo tiempo, y que se quiebren la cabeza pensando qué significa eso mientras pasamos al siguiente ejercicio.

Tampoco era descartable la idea de aprender un poco de karate por si las moscas. Si tenemos en cuenta los alumnos de hoy en día a lo mejor lo ponen como asignatura obligatoria en la carrera.

*Aunque, ahora que lo pienso, las estacas son para los vampiros, pero supongo que un estacazo a tiempo ahorra un tormento.

jueves, febrero 23, 2012

Bichos

Momento de aburrición en el trabajo mientras espero que los alumnos hagan el ejercicio que les he mandado. La temática del día fue "esos pequeños bastardos que hacen que nos pique el cuerpo entero cuando uno de ellos nos da un susto", aunque aquí los he dibujado menos provocadores de hipocondria, claro.

A VECES…

Cuando las cosas van yendo bien siempre pueden torcerse, pero a veces cuando las cosas salen mal no tenemos en cuenta que pueden ir a peor. Por ejemplo, ayer me acosté más tarde de lo que suelo porque no tenía mucho sueño y me puse a hacer cosas de la casa contando con que si dormía hasta que sonase el despertador estaría descansado para el día siguiente; con lo que no contaba yo, en mi ingenuidad, era con que entre los clientes del pub de abajo habría indeseables que se pondrían a dar voces en la calle a las cinco de la mañana cuando el local cerrase. Vale que el sueño pudo más que el instinto asesino de callarle la boca con un ladrillo a la hora de hacer que me levantase de la cama, pero el daño ya estaba hecho y por ello hoy tengo unas ojeras King Size, como diría Forges.

Tras los cuidados intensivos mañaneros*, salí temprano a coger el autobús dando por hecho que el conductor nos dejaría, como todos los días, comprar el billete y sentarnos dentro mientras esperábamos a que fuera la hora de partir; el imprevisto vino cuando, para mi sorpresa y mi resfriado, vi que el autobús estaba cerrado y que los demás pasajeros estaban esperando fuera a que viniera la nueva conductora. Resignado y con frío, esperé junto al vehículo confiando en que la mujer se diera cuenta de nuestra situación y viniera a solucionarla cuanto antes, pero cuando vi que era la hora y todavía no estaba allí preferí pensar en otra cosa que no fuera la condescendencia con la que mucha gente paga hoy en día cuando los problemas no son suyos.

Al llegar a la oficina me encontré con todos los alumnos de intercambio esperando en la puerta de la clase, cosa rara porque normalmente ellos mismos abren la puerta y esperan sentados en sus respectivos sitios a que llegue el profesor, por lo que yo, basándome en cómo estaba yendo el día, ya me temí tragedia; lo normal sería que las llaves del aula estuvieran puestas en la cerradura para que cualquier profesor que fuera a utilizarla pudiera abrirla sin consultar a nadie, pero hoy, por alguna razón que desconozco** hoy las llaves no estaban en su sitio, así que no era posible entrar. Como mi barra de límite estaba ya llegando a extremos críticos, decidí buscar las llaves yo mismo a ver si estuvieran por ahí***, pero sin éxito, así que nos tocó hacer clase al aire libre, cosa que puede parecer muy bohemia en un principio, pero cuando el termómetro de fuera marca 5 grados no es tan idílica como en otras épocas del año. Así estoy hoy del resfriado, vaya.

*Quedarme cinco minutos más entre las mantas a ver si me espabilo. No falla.

**Pero que seguro que estará relacionada con el nuevo juego del Profesor Layton, “el Prof. Layton y el libro de gramática española dirigida a alumnos extranjeros desaparecido”.

***Matarile -rile –rile y todas esas cosas.

domingo, febrero 19, 2012

Cantando

Viernes antes de almorzar una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenía que cocinar. Así cocinaba, así así. Así cocinaba, así así. Así cocinaba, así así, así cocinaba que yo la vi… y no la ayudé. Bueno, el menú fue bastante sencillo: Salchichas y huevo fritos con arroz de grano redondo cocido y pacmans naranjas, todo cubierto de salsa de tomate. Cuando menos curioso.


MEDICINAS Y OTRAS LOTERÍAS

El jueves casi me ahogo tosiendo por a saber qué razón ha decidido mi garganta. De hecho, me mareé por no poder respirar durante unos segundos* a causa de la tos continua, el cuerpo simplemente no me reaccionaba y no podía tomar aire porque el impulso de mis pulmones era expulsarlo. La verdad es que lo pasé bastante mal, ya no sólo por eso de estar enfermo, sino porque por culpa de los síntomas no pude dormir bien y me acosté bastante tarde entre levantarme a beber agua y echar los pulmones por la boca… aunque no literalmente por suerte para mí. Total: al día siguiente amanezco más cansado que el anterior y con unas ojeras a juego, lo cual viene a ser casi mi día a día pero hoy de marca.

El caso es que, viendo que peligraba mi integridad física, y eso sí literalmente, cuando acabé las clases de la noche me acerqué a la farmacia más cerca a pedir algo para calmar la tos. “Lo siento. Esto no es una farmacia, es una parafarmacia”. Ajá, y ¿cuál es la diferencia? Porque si algo tan sencillo como dejar de toser perrunamente queda fuera de vuestro alcance no sé por qué ponéis la misma cruz verde en la puerta. En fin, que servidor sale conforme entró** y va a probar suerte con la farmacia que había dos calles más allá del burdo intento que acababa de visitar. “¿Algo para calmar la tos seca, por favor?” “Sí, tómese esto cada 8 horas con el estómago lleno”. Tras la transacción comercial de 15€ sin pestañear me dirigí a mi casa a cenar tranquilamente, si me lo permitían mis pulmones, y probar el mejunje que había dado esa chica tan complaciente que había detrás del mostrador.

Nada más tomármelo me dio la tos otra vez, a lo cual yo pensé que “efectivamente es un jarabe para la tos, porque la provoca instantáneamente”***, pero confié en el prospecto y dejé actuase durante la noche. Tras otra noche maravillosa de hacerme mistos los pulmones, me levanté esta mañana deseando introducir vía rectal el bote de jarabe a cierta farmacéutica que probablemente obtuvo el título en una tómbola de pueblo, además, me sentía acelerado e inconforme con todo lo que me rodeaba y no podía evitar exasperarme por los detalles más nimios. Resultado: el jarabe no sé si hará algo con la tos, pero respecto al ánimo del paciente parece que haya venido un pulpo con Parkinson a tocar todos los botones posibles para activarlos. No me extrañaría que este post fuera consecuencia de dicho potingue.

*Que a mí se me hicieron eternos.

**Sí, de espaldas a la calle.

***Y para los maniáticos de la limpieza diré que es maravilloso toser justo cuando estás intentando tragar un líquido en el salón de tu casa.

lunes, febrero 13, 2012

Realidad

Bien, segunda parte del cuento del pequeño Isaac. Espero que os esté gustando y que al menos os haya despertado la curiosidad por esta pequeña gran joya de los videojuegos.

EPÍLOGO

Isaac sonrió satisfecho cuando colgó el último dibujo que había hecho en la pared de su cuarto. La historia le estaba quedando muy real y le gustaba la idea de ser el protagonista de su propia aventura, incluso se había olvidado del frío que hacía en su cuarto a pesar de estar completamente desnudo. Le venía bien distraer la mente ahora que estaba encerrado en su habitación y la verdad es que hasta ahora este era uno de sus pasatiempos favoritos.

Sin embargo, un repentino portazo a sus espaldas le hizo palidecer al darse cuenta de su actual situación. No se atrevía a mirar por miedo a encontrar lo que ya sabía de antemano que vería, pero su cuerpo actuó por su propia cuenta si hacer caso a los llantos aterrorizados de su mente. Su madre, armada con un enorme cuchillo de carnicero lo miraba con desprecio desde la entrada de la habitación, ella sabía lo que debía hacer e Isaac sabía lo que iba a pasar, pero sobre todo sabía que no iba a poder evitarlo.

Sin poder ocultar una mueca de pánico, Isaac se acurrucó en un rincón intentando esconderse de su madre. No tenía sentido luchar, nunca podría vencerla ya que era demasiado fuerte para él. ¿Hasta aquí había llegado su joven vida? ¿Iba a ser asesinado por la misma persona que le había dado la vida? Estos pensamientos se arremolinaban en la mente de Isaac torturándolo e impidiéndole pensar en nada que no fuera una muerte horrible. Se sentía completamente impotente ante la certeza de que efectivamente iba a morir y su madre se regodeaba en ello avanzando lentamente hacia donde estaba, puesto que era evidente que el pequeño no iba a poder huir de su destino hiciera lo que hiciera.

Sin embargo, bien por un gesto superior o bien por casualidad, al pasar junto a la pared en dirección a Isaac, su madre tropezó con una de las repisas donde éste tenía sus libros para dormir. Uno se tambaleó con el movimiento y, como quien no quiere la cosa, se precipitó al vacío con tan increíble puntería que acertó en la cabeza de la mujer. Ésta permaneció con la mirada perdida durante un segundo y después se desplomó inconsciente delante de su hijo debido al golpe recibido, soltando el cuchillo en el proceso. Isaac permaneció inmóvil durante unos instantes, observando a su madre tumbada en el suelo boca arriba sin conocimiento, mientras tomaba fuerzas para ponerse en pie. Cuando lo consiguió, se acercó a recoger a su salvador y quedó muy sorprendido cuando se dio cuenta de que había sido precisamente una Biblia la que lo había salvado. “Una cosa por la otra, supongo” – pensó Isaac mientras se dirigía hacia la salida de su encierro.

domingo, febrero 05, 2012

Pesadilla

Hace poco, a pesar de Alfre llevaba mucho tiempo diciéndome que lo jugase, me instalé un jueguecito que en un principio parecía que prometía. Pues bien, el juego es superenganchante y encima la partida cambia cada vez que empiezas a jugar, por lo que jamás jugarás dos partidas iguales. Es por eso que, a modo de homenaje, se me ha ocurrido escribir el prólogo de mismo en castellano para disfrute de todos aquellos que no se toman el té a las cinco.

THE BINDING OF ISAAC

Isaac, un jovencito que no había cumplido aún la decena de años, vivía en el campo con su madre, una señora mirada afable aunque con algún kilo de más, en una encantadora casita en la cima de una colina. Isaac adoraba jugar con sus figuritas de madera y dibujar lo que él imaginaba que sus juguetes hacían, sus gustos eran sencillos e inocentes, como los de un niño sin maldad; su madre se deleitaba en los programas religiosos que transmitían por televisión, le parecían una manera adecuada de aprender sobre la sociedad y de inculcar valores correctos a su hijo. Tenían una vida sencilla allí y ambos eran felices, al menos, lo fueron hasta que un día la madre de Isaac oyó una voz desde arriba.

“Tu hijo ha sido corrompido por el pecado. Debes apartarlo de todo aquello que pueda emponzoñar su alma para que vuelva al buen camino” – dijo la voz con un tono firme y autoritario. “Sí, mi Señor, haré tal y como desees” – respondió la madre, y acto seguido privó a Isaac de todo aquello que podía representar un mal ejemplo aunque sólo fuera mínimamente. Primero le quitó los juguetes, puesto que podían ser manifestaciones del mal que yace en todo lo creado por el hombre; luego le quitó sus dibujos, puesto que la libertad a la hora de imaginar puede llevar a expresar el más oscuro de los deseos sin poder evitarlo; y por último le afeitó la cabeza y le quitó la ropa que llevaba puesta, dejándolo completamente desnudo, puesto que si uno se oculta ante los ojos del vigilante es porque tiene algo de lo que avergonzarse y por lo tanto no puede mostrarse al mundo tal y como es. Tras este primer esfuerzo por purificar el alma de su hijo, volvió a sentarse delante de la televisión como si nada hubiera pasado mientras el pobre Isaac temblaba de frío sentado en el suelo a un lado del sillón donde la nueva inquisidora se hallaba.

Aunque había cambiado radicalmente la vida del pequeño en un abrir y cerrar de ojos, la voz no estaba satisfecha todavía y volvió a hablar: “Tu hijo sigue cayendo en la tentación del pecado. Debe ser apartado del resto del mundo para que pueda reflexionar sobre sus malos actos y así acabe por confesar su culpa” –dijo la voz. “Por supuesto, mi Señor. Haré lo que dices porque tengo fe en ti” – respondió la madre de Isaac con una sonrisa de satisfacción en la cara. En ese mismo momento, se levantó del sillón y, agarrando a Isaac del brazo, lo metió de un tirón en su cuarto, completamente vacío ahora, y lo confinó allí dentro, lejos de la corrupción y el pecado que reinaban en el mundo. El pobre Isaac temblaba de frío en la soledad de su habitación mientras la oscuridad de la noche iba apagando la poca luz que entraba entre los barrotes de la ventana de su nueva cárcel.

Al mismo tiempo, completamente ignorante del estado de su hijo, la madre volvió a sentarse en su sillón delante de la televisión como si no hubiera pasado nada. En un momento en el que el programa estaba en lo más álgido del sermón, del mismo modo que lo había hecho anteriormente, la voz volvió a hablarle con el mismo todo de exigencia y autoridad que siempre: “Has hecho lo que te he pedido rápida y servicialmente, ¡pero aún cuestiono tu lealtad hacia mí! Para demostrarme que me amas sobre todas las cosas te exijo que me hagas un sacrificio: tu propio hijo. Isaac será el sacrificio que me demostrará lo importante que soy para ti” – dijo la voz. “Acataré tu orden inmediatamente, mi Señor, porque quiero demostrarte que soy tu sierva más fiel en este mundo” – respondió la madre a modo de sentencia. Rauda y diligente, entró en la cocina y cogió un cuchillo de carnicero que había en un cajón con la intención de usarlo para terminar con la vida de su único hijo. Isaac, que había estado observando la situación a través de una grieta en la puerta de su cuarto, tembló de terror esta vez previendo su propia muerte a manos de su madre e intentó buscar una salida de aquella celda que lo convertía en un ratón a merced de un gato sediento de sangre. De repente, tropezó con algo que había bajo la vieja alfombra que había en la habitación y la levantó para ver lo que era: ¡una trampilla!

“Probablemente dé al sótano que hay debajo de la casa” – pensó Isaac – “pero nunca he entrado ahí y tiene aspecto de ser muy profundo”. El pequeño se debatía en entre estos pensamientos segundos antes de que su madre abriera la puerta de golpe con el cuchillo en alto dispuesta terminar con su joven vida por orden divina. Viendo su perdición justo delante de él, decidió saltar a la oscuridad ignota del subterráneo que había bajo la casa esperando que el destino que allí le aguardase fuera mejor que la horrible muerte que el destino le había preparado a manos de su propia madre.

viernes, febrero 03, 2012

Graffitis


...O también conocida como enfermedad del grafos. Hay que ver lo que se encuentra uno de casualidad pasando por un colegio, eso sí que es arte urbano y no la basura de firmas que hacen los que se creen que tienen talento. La pena es que no haya trabajo para un artista así, pero me alegro de que un organismo público haya reconocido a un genio entre la multitud.

EL DÍA DE LA MARMOTA

¿Recordáis esa película de Bill Murray en la que repetía el mismo día una y otra vez hasta la nausea? Pues bien, aunque en España le pusieron el título “Atrapado en el Tiempo”, originalmente se llamaba The Groundhog Day o, para los de Cuenca, “El Día de la Marmota”, y a pesar del cambio en la traducción la película sigue siendo igual de divertida quitando el spoiler que te hacen ya antes de verla.

¿Qué relación puede tener el estar atrapado en el tiempo con celebrar el día de un bichito? Bueno, la película ya sabéis de lo que va, pero para los más atentos de la familia procederé a explicar por qué se celebra tal día allí en la tierra de los Westerns (no, Almería no, un poco más a la izquierda del mapamundi):

Cuando el manto del invierno
esté por acabar su reinado
y el frío parezca eterno
aunque debería haber terminado,
una criatura asustadiza,
que seguro habrá hibernado,
sus sentidos ahora agudiza
para saber qué ha pasado.

La marmota se debate

entre salir de su guarida
o quedarse resguardada
permaneciendo protegida
de una posible helada,
mas ya es tiempo ahora
de asomar por fin la cabeza
que hoy sin más demora
deberá superar la pereza.

El mamífero se atreve

a dar un paso valiente
puesto bien sabe que debe
ser la primera que lo intente.
Y así lo dice la tradición
aunque parezca poco seguro
que siempre sin remisión
así el tiempo os auguro:

si la marmota sale del escondite

y la temperatura es placentera
el invierno por fin remite
y ya entra la primavera,
mas si la marmota entra en casa
y el frío resulta persistente,
el cambio de estación se retrasa
hasta la sexta semana siguiente.

(Bien, señor Snocknick, desconecte la velocidad poética). Bueno, ¿qué os ha parecido? ¿Conocíais esta historia? ¿No? Pues entonces es que cuando visteis la película no estabais muy pendientes del argumento porque precisamente el protagonista va a cubrir el reportaje del atrevimiento de dicha mascota de ese año… aunque también lo pone en la carátula de la película, claro.

Bueno, el caso es que ayer* yo asistí a dicho acto aquí en Almería, tierra de marmotas, serpientes, focas y demás bichos acuáticos**, y fue bastante emocionante. Todos los presentes, los tres que estábamos, deseábamos con todo nuestro ser que la marmota saliera de su madriguera para que por fin supiéramos cuándo va a acabar el invierno, pero al parecer hubo un pequeño contratiempo técnico y no pudimos saber bien el resultado. Resulta que la tradición dice que si la marmota se asusta del frío exterior y vuelve a su refugio el invierno durará seis semanas más, pero si la mascota sale y muere de terror al sentir el clima que hay, ¿cuánto más durará el invierno? Bueno, de entrada os confirmo que a mí no se me ha repetido el día, así que menos mal.

*Sí, la película transcurre en el día 2 de febrero… una y otra vez.
**Acuáticos sobre todo, sí.

miércoles, febrero 01, 2012

Por partes

-A ver, niños, ¿en cuántas partes se divide un árbol?
-Pues depende de los golpes que le des, profe.

...Y luego no queremos reformas en la enseñanza. Por lo menos podrían enseñarles chistes mejores que los que yo cuento para que cuando lleguen a ser políticos tengan algo de gracia aunque sea.

OSCAR WILDE ON THE ROCKS

Hoy tuve que preparar un ejercicio para los alumnos acerca de este autor y me sorprendieron algunas de sus citas. La verdad es que el ejercicio trataba de conocer un poco su biografía y su estilo, pero ya que estaba lo enfoqué a que pensasen qué clase de actitud tenía este hombre basándose en las perlas de sabiduría que soltaba el chaval. De muestra un botón:

‘To love oneself is the beginning of a lifelong romance’.
(“Quererse uno mismo es el comienzo de una relación de por vida”).

‘There is no such thing as an immoral book. Books are well written, or badly written’.
(“No existen los libros inmorales. Los libros o son buenos o no lo son”).

‘There is only one thing in the world that is worse than being talked about, and that is not being talked about’.
(“Sólo existe en este mundo algo peor que que la gente hable de ti, y es que la gente no hable de ti”).

‘I never travel without my diary. One should always have something sensational to read in the train’.
(“Nunca viajo sin mi diario. Uno siempre debe llevarse algo sensacional para leer en el tren”).

‘I can resist anything but temptation’.
(“Puedo resistir cualquier cosa excepto la tentación”).

Bueno, visto lo visto cualquiera diría que tenía un ego exacerbado pero todos sabemos que no era así: tenía un ego del tamaño de Everest. Vale que era un excelente escritor de novelas y obras de teatro, pero a mí personalmente “La Importancia de Llamarse Ernesto”, al margen de la imposible traducción del título, me pareció algo digno de una de las siete maravillas del mundo*. Es más, ya que la obra trata, independientemente de lo que diga mi colega Jesús**, acerca de lo importante que es tener dinero o renombre o las dos cosas en la sociedad de su época, creo que el título habría quedado mejor si lo hubieran traducido como “La Importancia de Llamarse Modesto”, que al fin y al cabo transmite algo del sentido de ser ahorrador. De este modo, el concepto de no derrochar se conserva, aunque me sigue faltando algo para conservar el concepto original del autor, así que podríamos cambiarle también la palabra “importancia” por “relevancia” por el hecho de que no es que sea importante llamarse de una determinada manera, es la reacción de la gente al respecto lo que resulta condicionante, por lo que creo que este cambio aportaría también al mejor significado de lo que el autor quería transmitir. A pesar de estos dos cambios, todavía creo que podríamos hacer alguna que otra modificación al título porque sigo pensando que el resto del título sigue sin transmitir del todo el mensaje que Wilde quería dejar al público de su obra, así que mejor cambiamos el verbo “llamarse” por “llamar” o “avisar” y le ponemos una coma al final, que al fin y al cabo es lo que él quería transmitir en un principio por una situación que vivió cuando era joven:

Estaba él en el baño haciendo sus abluciones y decidió salir del baño a secarse. Cuando fue a coger una toalla se le cayó al suelo y tuvo que levantarse de la bañera para recogerla del suelo, pero al estar el suelo resbaladizo por el vapor de agua se resbaló y tuvo que agarrarse de la cortina que daba cierta cobertura a quien estuviera bañándose para no hacerse daño. Del fuerte tirón la arrancó, pero sólo acabó cayendo lentamente en el suelo con la cortina enrollada por todo el cuerpo. Al haber tirado el palo que sujetaba dicha cortina pensó que lo mejor era colgarlo cuanto antes para poder poner la cortina otra vez, pero de repente le dio frío y le vinieron las ganas de orinar. Como no era posible salir desnudo hasta el baño por la casa cogió una esponja y se la apretó contra sus zonas para que no se escapase nada mientras con la otra mano intentaba colocar otra vez el palo en su sitio. Cuando estaba levantándolo, sin quitar la esponja por miedo a tener un escape, escuchó ruidos en la puerta y se puso nervioso pensando que podrían verlo, así que el palo de la ducha se le cayó y se le coló entre las piernas aunque pudo cogerlo a tiempo. En ese momento uno de sus invitados entró repentinamente por necesidad en la habitación y se encontró con el escritor completamente desnudo con la cortina de la ducha enrollada, con una esponja en sus partes y un palo enorme a modo de caballo, y de ahí lo que él en un principio quería transmitir: “La Importancia de Llamar, Modesto”.

*Un ladrillo del tamaño de una pirámide.
**Y que conste que jamás vamos a estar de acuerdo en eso, de ahí nuestras conversaciones de literatura de más de una hora.