Imagina que vas a la cocina a hacerte una hamburguesa y de repente te empiezan a atacar todos los ingredientes que no has utilizado. Es como si al hacer un examen de la universidad vinieran el resto de profesores a hacerte la vida imposible hablando con el examinador justo delante tuya... Y no lo digo porque me haya pasado, no.
PERO PERO
-María Canela de las Mersedes Hortensia Loretto, pásame la sal.
-No, Jose Luís Alfredo Nelson Pedro Enrique Antonio Julio, no te voy a pasar la sal. No hasta que te arrepientas por lo que hisiste a mi familia.
-¿Te refieres a haber pintado la alcansía de la pequeña Molly Estela?
-¡Por supuesto que me refiero a eso! Todo mundo sabe que los puercos no son atesados sino rosados.
-Eso es porque no has visto la serie Ranma y sus personajes secundarios. Claro que viniendo de ti no puedo esperar otra cosa, no hases sino avergonsar a tu familia constantemente.
-El que me vistiera con un traje de gelatina verdemar y acabase cantando todos los éxitos de Dolly Parton subida en la mesa donde estaban senando apá y amá no les supuso una vergüensa. No obstante, no pudiste desir lo mismo de cuando fuiste a ver Halloween Resurrection en domingo, nadie en su sano juisio pagaría por ver esa film.
...Y fue entonces cuando me dí cuenta de que había acabado mi último examen y estaba en mi casa sin nada más que hacer. Era tal la intensidad de la sensación de no tener nada más que hacer que me puse incluso nervioso. Luego pensé que podría llamar a alguno de mis colegas para ir a dar una vuelta, pero el problema es que todos ellos estaban ocupados en diferentes asuntos como irse a su pueblo o estar de vacaciones en Polonia (amén de otros quehaceres que no quise averiguar) así que mi siguiente opción fue jugar al WoW, pero como no tenía a nadie con quien compartir mi recién gastada tarjeta de pago pues esa idea perdió interés por momentos.
Dado que era el día de la noche de San Juan debería haber salido por ahí, pero teniendo en cuenta que me iba al día siguiente a Madrid a las 7 de la mañana mejor que no saliera. Resultado: me eché una siesta, cosa que empezaba a pensar que era parte de la mitología griega, e hice tiempo hasta que se cargó la película de Futurama en internet mientras me preparaba la cena. Como no quería acostarme tarde, esperé a que Supermegavideodelamuerte me dijera que ya había visto 72 minutos de video cuando llevaba 45 minutos nada más y luego me fui a la cama tempranito a las 1:30 de la noche.
Tras unas escasas horas de sueño, me levanté con el primero de los dos despertadores que puse la noche anterior. Tenía pensado ir a desayunar a la estación para así poder dormir siete minutos antes de que el revisor me despertase del todo por penúltima vez. No obstante, la cafetería estaba en reformas y no me fue posible así que miré las musarañas durante diez minutos hasta que me dí cuenta de que el tren ya había llegado y estaba abierto al público. Tras tres horas de cabecear como cualquier muñeco de coche, me desperté en mitad de la geografía española con tan solo la mitad del trayecto para enterarme de que la cafetaría del tren sólo tenía bebidas y nada de comer. Menos mal que en mi destino me están tratando a cuerpo de rey.
Durante mi primera noche en Madrid, el pronóstico del tiempo era cielos despejados y calor abrasador, pero como yo siempre tengo que alterar el entorno allá donde vaya, el mismo jueves de llegar se nubló y empezó a caer la tormenta del fin del mundo. Lo bueno es que pude ver la tormenta casi en primera fila puesto que mi cuarto tenía ventana (era un séptimo piso) y los relámpagos apenas me desperaron durante la noche iluminando completamente la habitación. Una buena manera de empezar (y prácticamente acabar) mis vacaciones de verano.
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