miércoles, marzo 31, 2010
Kirby's Pixel Land
Me gusta que la gente tenga detallitos conmigo, suplen la falta de atención que tengo todos los días.
Este finde pasado estuve en Madrid y se me ocurrió la genial idea de salir a tomarme una cerveza. La idea en sí no es mala, pero si tenemos en cuenta que llevo desde que empecé a sacarme el carnet de conducir sin probar la bebida pues sacamos que con el mero pensamiento del alcohol ya me emborracho. La situación derivó en que me senté encima de la mesa del bar (justo enmedio del mismo) con mi libreta en mano y me puse a escribir lo que se me venía a la cabeza. No sé muy bien por qué lo escribí ni a qué venía, pero le puse título y todo.
SOÑANDO EN PROSA
Aunque busque una realidad mientras sueño, sé que siempre será una realidad efímera y que desaparecerá el lunes como la arena absorbe la espuma de las olas.
Es mucho más fácil pensar que no está a nuestro alcance que esforzarnos por conseguirla y fallar, porque de esa manera podemos seguir soñando en vez de vivir un mal sueño.
Sin embargo, mientras soñemos no conseguimos más que quimeras.
Siempre es mejor despertarse y cambiar la realidad.
La realidad duele y es incómoda, el sueño puede ser a la vez un destierro o un paraíso. Pero ese destierro no está bajo nuestro control mientras que la realidad sí es susceptible de cambiar.
Mejor poseer un mal destino que no ser dueño ni del tuyo propio.
Hay gente a la que le da por cantar cuando se emborracha, a otros les da por hablar sin respirar o hacer locuras sin pensar, pero a mí me dio por escribir. Tuvo que ser un cuadro entrar en el bar y ver que hay un tío sentado en la mesa de enmedio que no para de escribir, lo que no sé es cómo hice para concentrarme con el jaleo que había. Debió de ser que estuve intentando no prestar mucha atención a esos recuerdos que emergen cuando uno tiene la mente relajada y me concentré tanto que el alcohol en vez de ralentizar mi mente la impulsó en la dirección que quería ir. ¿Es por eso que la gente bebe para olvidar? ¿Y si yo no tengo esa capacidad y lo único que consigo es recordarlo todo? En ese caso, me temo que conforme más escriba más recuerdos tendré que ir apartando de mi red cerebral. Ay, si pudiéramos administrar la memoria humana como si de un disco duro se tratase...
viernes, marzo 19, 2010
Tiempos atmosféricos
Así es como enseño a los niños de 9-10 años meteorología en inglés. El truco está en que se acuerden del dibujo y lo asocien con la palabra que quiero que repitan como si fuera un mantra, lo malo es que la mayoría de las veces me piden que se lo pase a la libreta (sobre todo el 8).
IN SAINT FERDINAND'S CAR
Hoy es el día del padre y los Josés, y de los Josés que sean padres, y de los padres de los Josés, así que como manda la tradición mi madre me ha encargado hacer las compras pertinentes para el 75% del núcleo familiar de mi casa, o sea, mi padre, mi hermano (Jose) y mi madre (María José). Para convencerme de ello, ya que mi única tarea planificada para dicho día era, básicamente, permanecer en contacto manual con mis gónadas hasta que me tocase entrar a trabajar por la tarde, fue recordarme que no tenía nada que hacer esa mañana, a lo que yo me imaginé lo que sería no tener nada que hacer, mantuve el recuerdo en mi memoria y ahí se quedó, porque lo siguiente que recuerdo es ir de una punta de Almería a la otra.
Mi periplo comienza donde comienzan todos los RPGs de la Supernintendo: en un cuarto con un chaval durmiendo en una cama que no sabe que lo van a despertar para enviarlo a la otra punta del universo a hacer algo que le apetece tanto como que le claven un pincho de chumbo en el ojo. Ahora bien, si eso fuera a las doce del mediodía pues vale, pero como estamos hablando de las 9:30 de la mañana pues no hace tanta gracia. Tras salir, ver la presentación del juego y comprobar que mi indicador de salud está al máximo, me dirijo a mi primera parada: la tienda de perfumes, donde mi madre me ha dicho que la alquimista de allí me entregará un ungüento de misterioso aroma si le doy a cambio varias dosis de pasta de celulosa aplastada y coloreada que me ha dado antes, sin embargo, se supone que venía a recoger una esencia de masculinidad sublimada y el bote simula un torso de marinero con camiseta a rayas, espero no haberme equivocado.
Mi segundo destino fue El Comercio de la Disyunción, también conocido como "Kakaoté" (aunque si me dan a elegir prefiero té), donde siguiendo el mismo protocolo debía elegir una combinación de pequeños preparados de cacao que simpatizasen con los gustos de mi hermano y, a pesar de que nada más entrar tomé la firme convicción de elegir una caja rápido e irme, no sé por qué lo siguiente que recuerdo es que estaba oliendo la fragancia del tercer tipo de té frutal que el vendedor me había ofrecido. Al ser capaz de reconocer a un gran rival al instante, me di cuenta de que mi integridad (corriente) corría peligro por estar allí, así que imitando esa famosa escena de Indiana Jones cogí una caja del muestrario y me fui (después de pagar, no seamos un producto derivado del cerdo).
La tercera parada del día se encontraba tras un largo camino: debía volver sobre mis pasos y además cruzar el Puente de la Avenida Mediterráneo (algo parecido al Paso del Kharadras, pero en vez de nieve que te impida pasar ves ciclistas). A pesar del tiempo gélido que corría por esas alturas, un ligero sudor me cubría la frente. Llevaba ya andando mucho tiempo desde que salí de casa y además ahora iba cargado con el equipaje extra de mis incursiones, si bien liviano a priori, bastante incómodo de llevar tras el largo trecho recorrido. Al llegar al lugar sagrado de intercambio denominado por los sabios del pueblo como LÍDEL fui capaz, dado mi vasto conocimiento de las antiguas runas y de la zona, de encontrar rápidamente lo que buscaba, sin embargo, también me di cuenta de que allí mismo tendría que enfrentarme a mi antiguo enemigo que se me acercaba inexorablemente. Gracias al entrenamiento que recibí de mis ancestros, pude evitar el peligro inminente invocando las palabras mágicas "Señora, no se cuele, que la cola está detrás", completando así mi última tarea a tiempo.
En mi camino de vuelta a casa intenté averiguar cuánto tiempo había pasado en total. Observé la posición de las nubes, calculé el ángulo del sol, medí la fuerza y dirección del viento, y como nada de eso funcionó miré el reloj para ver la hora que era: mi periplo había durado una hora y media en total, y sin desayunar ni siquiera. Luego querré no perder peso, claro.
martes, marzo 16, 2010
Suikoden Tierkreis
¡Pero cómo te atreves a hablarle a tu padre así! ¡Que sepas que tu padre es una persona muy respetable, que te quiere con locura, que te ha criado con todo su amor y sobre todo que prefiere que le llamen "Queen Mary"! Eso sí, ya que le preguntas, por lo menos no omitas el verbo, que no te vas a deshidratar por gastar saliva (ya dije que la chica tenía un nombre muy desafortunado nada más empezar el juego).
ESPERANDO ESPERO...
...A que me atienda algún comercial de la centralita. ¿No es sorprendente el tiempo que perdemos a lo largo de mes sólamente esperando? Realmente no nos damos cuenta porque gracias a Alanis nuestra mente se salta esos momentos en los que nos parece superimportante esa mancha que se forma cuando el agua del grifo deja cal tras fregar los platos (y no porque haya que limpiarla sino porque se parece a la vecina del quinto), pero si empleásemos ese tiempo que hipotecamos en no hacer nada en cualquier cosa seguro que más de uno aprendía a tocar la guitarra, a freír huevos correctamente o a tricotar un mensaje en tela... sin embargo, lo único que aprendemos esperando es, como mucho, a tener paciencia. De muestra un botón:
Tras catorce tonos telefónicos suena un descuelgue de teléfono que parece una ejecución.
-Lo lamentamos, todos nuestros operadores están ocupados (los dos). Manténgase a la espera y le atenderemos en breves instantes.
Sin embargo, no ha dicho después de qué van los breves instantes, pero seguimos esperando como niños obedientes que somos hasta que la misma voz grabada nos pregunta:
-¿Su consulta es sobre 1) el estado de su línea ADSL, 2) el estado de su alta, 3) nuestras nuevas ofertas de teléfono + internet, 4) ninguno de los anteriores, 5) todas son verdaderas? En caso contrario diga "continuar".
-"Continuar" (lo bueno de ser filólogo es que puedes hasta pronunciar las comillas).
-Espere un momento. Gracias por esperar, su llamada será atendida en breves instantes. Manténgase a la espera. Espere un momento (lo malo de que te responda una máquina es que no controla bien la alternancia de los mensajes). Le vamos a poner en contacto con uno de nuestros agentes para que solucione su consulta (mientras no tenga motes como "Cortadedos" o "Anguila" me parece perfecto ese encuentro).
Llegados a este punto se suele oír una música que suena como las psicofonías del Silent Hill hasta que...
-Buenos días, mi nombre es X Y Z. En qué puedo ayudarle.
-Pues verá yo...
-Muy bien, le paso con otro departamento. Espere un momento.
Quince minutos de musiquita del infierno más tarde...
-Buenos días, mi nombre es Número 2. En qué puedo ayudarle.
-Mire, es que...
-Vale, le paso con el otro departamento. Espere un momento.
Tras otros quince minutos de tortura auditiva después (y con la oreja sudando), te atiende el tercero de los clónicos de la empresa y ya estás tan quemado de esperar que aceptarías hasta el harakiri mientras puedas sentir que tu llamada ha servido para algo más que como sistema de pérdida de grasa orejera. Si a eso le sumamos diariamente una hora de espera autobusera en total, varias decenas de minutos entre clase y clase más el tiempo que pasa porque el profe llega tarde, las colas de cualquier tienda a la que vayas que misteriosamente en ese momento está superllena de la muerte y el resto de los días no y los desplazamientos andanding porque en coche tardarías incluso más... creo que llevo toda la vida perdiendo la oportunidad de recibir clases de piano. Quedarme atrapado en el tiempo un par de años estaría bien, la verdad.
sábado, marzo 06, 2010
Esquela pixelada
Hoy, día 32 de Triciembre de la Era Verdadera Pimpomfuera, ha fallecido Blup V, hijo de Lyla III, a causa de una enfermedad letal que lo atacó mientras yo preparaba la comida con Alejandro. Un minuto de mute por su respawn.
UN FRÍO JUEVES DE MARZO (TRAS LA UNI)
Después de comer (o cualquier actividad equivalente que sea la que realizo en el comedor universitario), me dirijo a la parada del bus para coger el que me acerque a mi destino laboral. Compruebo en el panel electrónico de horarios de autobuses que, a no ser que esté escrito en morse y esas rayitas y puntitos que hay en las líneas tengan algún significado que desconozco, sigue roto a causa de la reposición de "El Diluvio Universal VIII: Llovía poco y parió la nube", así que me toca esperar indefinidamente hasta que llegue alguno que me acerque a la civilización. Por suerte, la universidad es de las pocas cosas que a pesar de representar la civilización siempre falla en su intento.
Una vez subido en el bus, me permito leer unos tres minutos ese libro que llevo dejando desde que empecé hace dos veranos y que poco a poco voy terminando (usando el mismo método que las obras en Almería) hasta llegar a mi parada. Llego a la playa del paseo marítimo, me bajo en la parte del trecho de idem, me toca andar por la arena un idem y se me llenan las zapatillas de idem, lo cual me tiene hasta... el idem. Tras luchar durante una hora con mis primeros alumnos de la tarde a bolígrafo y silla, vuelvo a la parada para que acerque a la academia para continuar intentando cambiar el mundo. De momento he conseguido formular una nueva teoría matemática a base de dormir poco e intentar estar explicando matemáticas mientras les reviso los ejercicios de inglés a los mayores y le corrijo los resúmenes de Conocimiento del Medio a otra alumna: "Recordad que todo lo que se multiplique por 8 es cero". Para que luego digan que no soy un hacha en mates, je.
El broche final del día viene cuando tengo que convencer al resto de los alumnos de que, a pesar de lo poco que van a utilizar el inglés en carreras como Magisterio de Lengua Extranjera (Inglés), Ingeniero Informático o Turismo, tienen que, por mis santos... globos oculares, aprobar primero la asignatura en el instituto, aunque sea diciendo cosas como "cencisti" al leer la palabra "scientist". Sin embargo, la cosa no está tan mal porque si repito esto durante cuatro tardes a la semana y cuatro semanas al mes me darán un sobre que contiene unos papelitos de colorines que me valen para tenerlos guardados en un sitio con paredes de metal donde la gente te los guarda para cuando los necesites.
Epílogo: Cuando la gente que conozco me suelta que su trabajo es muy duro siempre me da la risa porque luego son los mismos que me vienen a la academia diciendo "menos mal que te los quedas un par de horas y así descanso" y "yo no podría hacer lo que tú haces". La verdad es que tener entre tres y siete hijos nuevos cada año durante cuatro días a la semana es... mi trabajo, ni más ni menos.
Spring comes
...Que es básicamente lo que ocurre cuando la primavera se toca mucho. Hemos tenido una etapa de monzón (por el monzón de agua que ha caído más que nada), hemos tenido una etapa de grajos bajos (porque ha hecho un frío del carajo), hemos tenido cambios en las mareas termodinámicas (o sea, ola de frío + ola de calor = resfriado al canto), y parece que al fin vamos a tener cerca el final del invierno, lo cual molaría un montón si no hubiera sido tan incisivo. Pero antes...
UN FRÍO JUEVES DE MARZO (EN LA UNI)
La gente suele odiar los lunes porque es el primer día de la semana y no nos apetece ponernos a currar otra vez, otros suelen odiar los miércoles porque están a la misma distancia de lo que hiciste el finde pasado y lo que podrás hacer el que viene, pero yo sin embargo odio los jueves porque para mí son como hacer la mazmorra entera de D&D con un mago de nivel 1 y sin posibilidad de descansar. De muestra un botón:
Me levanto por la mañana a una hora variable entre las 7:30 y las 8 dependiendo del despertador que haya puesto ese día. Tras vestirme, arreglarme y haber aspirado el aroma del desayuno desde la puerta de la entrada (porque no me da tiempo), corro hacia la parada de bus para que no se me escape y tenga que esperar media hora más... cosa que es prácticamente inútil porque el bus siempre viene abarrotado de gente y hay que elegir entre integrarse o ir contracorriente (o te "integras" dentro de la lata de sardinas o recorres la calle en dirección contraria al tráfico para coger el bus una parada antes). Hagas lo que hagas siempre tendrás que esperar tus maravillosos veinte minutos a la rasca mañanera que suele hacer en esa calle, eso suponiendo que el conductor no pase directamente de la parada porque va muy lleno, claro, y esto es sólo el principio del día.
Una vez en la uni me meto en la clase de Teatro Griego, una mezcla entre la historia de 300 y el circo de Miliki (porque sólo le falta decir "¿Cómo están ustedes?" al empezar). Bueno, la clase está estipulada en dos horas máximo, así que tras dos horas y veinte minutos de monólogo el profesor considera que ya es hora de irse y huyo hacia la próxima asignatura. En esta asignatura, que se supone que va de Literatura Norteamericana, el profesor (varón) sacó a relucir el maravilloso tema de que las mujeres son genéticamente más inteligentes que los hombres, a lo que todas las chicas de la clase dijeron que sí, por lo que el profesor delegó su responsabilidad de mantener la conversación que él mismo había empezado y ellas pasaron a mirar al aparentemente único representante masculino de la misma, o sea, a mí, con ojos de "se va a enterar, somos muchas contra él". Yo, que estuve en plena ensoñación sobre cómo subir una bruja no-muerta en la Vega de Tuercespina durante la mayoría del tiempo, dije estaba de acuerdo y fin de la conversación. Las chicas intentaron sacar el tema otra vez pero como dos no se pelean si uno no quiere, pues cero al cociente y pasamos a la clase siguiente. Mi última clase de los jueves va de Gramática Inglesa versión Hardcore con Mr. Bison en modo Metal y con la estrella cogida. ¿Por qué digo eso? Bueno, pongamos que fuera una clase de matemáticas en la que te tienen que enseñar a sumar. Si ya de entrada el profesor se enfada porque nadie sabe sumar de antemano es malo (aparte de absurdo, porque para eso vamos a clase), pero cuando te dice que a partir de la suma hay que hacer divisiones pues ya rozamos los límites de Carmele yendo a Eurovisión. Que no digo que no se pueda, lo que digo es que ninguno hemos nacido sabiendo ni con la licenciatura en la mano, las cosas como son.
Después de que el profesor se cause una baja por depresión a sí mismo, voy hacia el comedor universitario a ver qué sustancia comestible me ofrecen hoy. Normalmente hay cuatro posibilidades de las cuales tienes que, o al menos deberías, elegir dos (porque te las van a cobrar igual las cojas o no), así que tengo para elegir entre un gazpacho sólido, granulado y amarillo que han denominado como "paella" (pa la que cocina, más bien), un revuelto de algo verde con huevo no demasiado hecho (pero muy educado porque me saludó antes de irse de mi plato), ensalada de patatas con alcachofas (magnífica combinación para una ensalada) y una sustancia líquida que no soy capaz de identificar (lo prometo). Elijo dos de las tres primeras y me las llevo a la mesa. Me toca sentarme solo como los empollones de las pelis americanas pero no pasa nada porque el revuleto se ha hecho amigo de la "paella" y me están contando cómo se conocieron.
Moraleja: A mí me pueden decir que la etapa de estudiante es la mejor de todas pero no sé por qué eso siempre me lo dice gente no tiene ni idea de lo que le hablo cuando le cuento estas cosas.
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