Mira, una perspectiva que nunca tengo de mí (no me llegan los ojos para verme el perfil). Desde aquí veo que tengo una nariz que ya la quisiera Rosi de Palma (por tamaño, digo) y que quizá debía recortarme las patillas, pero eso es ya otra historia.
FINDE ROLERO
Este finde son las jornadas Ex-Mundis aquí en Almería (jornadas de rol y juegos de ocio) y, como siempre, no me apetece ir. Me acerqué ayer a ver a mis colegas y lo único que hice fue cenar con ellos. Creo que me he vuelto elitista con la edad porque sólo me apetece jugar a Dragones y Mazmorras (el frikismo se lleva dentro o no se lleva, es así), pero como no vi ninguna partida dispuesta...
En fin, al menos me di una vuelta, me reeencontré (con tres "E") con gente que hacía tiempo que no veía y con gente que no esperaba ver (no por nada malo, simplemente no me lo esperaba). Me sentí un poco fuera de lugar, la verdad, era como si ya no supiera qué hacer allí (y eso que hace unos años yo era organizador, qué cosas), odio pulular sin destino fijado. Una cosa: Para no variar, es otro año en el que me quedo sin camiseta de las jornadas. Por lo visto la talla S no es lo suficientemente común para que traigan más de las XXXXXXXXXL que me intentaron encasquetar ayer (ni cuando fui organizador me quedé una camiseta, que triste).
¿Es que para ser friki tienes que estar gordo y ser enorme? (¿Gordo y enorme? Espera un segundo...) Los frikis también somos delgados y tal, soy la prueba viviente de ellos... y mis radiografías al trasluz también lo atestiguan. Será que como en las jornadas se come siempre comida rápida (o sea, dieta friki por excelencia) se espera que la gente sea gorda. En la virgen, vaya estimación: ¡Si la mayoría eran críos de instituto! Bueno, para el caso, patatas.
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