¿A que parece un lienzo hecho a mano? Pues nada más lejos de la realidad porque es ni más ni menos que una demostración gratuita de lo que puede hacer una impresora de tinta que exhibían en el SIMO este año. Sólo había que hacer unas tres horas de cola para poder conseguir tu retrato, pero qué es eso comparado con la inmensidad del mar.
NUEVAS TETOLOGÍAS
Hoy en día, todo el que se precie lleva como mínimo una memoria portátil encima, hasta los comeflores que predican que hay que volver al arado y la tierra llevan móvil, fíjate. Yo, por mi parte, estoy de acuerdo con todas las nuevas tecnologías aunque no las posea. El poder escuchar música por la calle sin molestar a nadie más para mí ha sido un gran descubrimiento (y que nadie me saque a relucir los walkman, porque eso era la cosa más inestable, además de enorme, del universo).
Cuando echo la vista atrás y, tras mirarme la espalda, me pongo a pensar en lo que han cambiado los videojuegos tal y como los conocí yo con 5 años (la Atari 2000 de mi padre) a como son ahora me dan los repeluses de la muerte en una especie de cóktel de miedo e ilusión. Es que si ahora ya se puede jugar al tenis en tu cuarto con total realidad de movimientos, ¿qué se podrá hacer cuando yo tenga 50 años y no pueda dar esos trotes? ¡Qué envidia, leches!
Por otro lado, como nosotros, los de mi generación más o menos, hemos vivido esa especie de transición, sabemos lo que es jugar sin tener algo electrónico al lado. Por eso me alegro un montón cuando veo como dibuja mi prima de 11 años, a pesar de tener una DS rosa que le regalaron estas navidades. Lo peor es que dibuja bien y todo la joía, a ver si tenemos un nuevo talento en la familia y no lo sabemos.
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