¡Qué fuerte me parece, Maripuri! Cuando hace ya un mes desde la Mañana de Reyes me doy cuenta de que tenía esta foto subida al blog y yo sin acordarme.
¡Qué fuerte me parece, Maripuri! Con la tontería de trámites de enero y demás vueltas a la vida real casi se me ha olvidado atender este pasatiempo mío.
"¡Qué fuerte me parece Maripuri!" fue lo que le dije a la mujer que era capaz de abrir latas de berberechos con las cejas, y es que es verdad que Maripuri me parece muy fuerte, para qué nos vamos a engañar.
MÁS OLVIDOS (CUATRO CON ESTE)
¿Recordáis* que antes yo no era capaz de salir a la calle sin el mp3 puesto? Pues de un tiempo a esta parte no sé ya ni dónde está de tanto no usarlo, no me explico por qué. Será que ahora en vez de música para hacer el trayecto más llevadero me pongo películas mentales para ir sacándo anécdotas y escribirlas luego, tanto es así que he sido capaz de encontrar una explicación lógica a la evolución de uno de los verbos más polémicos de la lengua inglesa: Put on**. Este verbo tiene varios significados pero vamos a fijarnos en estos dos:
Put on:
1) Ponerse algo de ropa ; 2) Imponer como tasa o impuesto.
¿Cómo es posible que, de todos los significados que tiene, estos dos sean tan diferentes? Pues vamos a verlo, que ya son muchos viajes sin una libreta a mano para contarlo:
Como todo el mundo sabe, la alta sociedad inglesa de época*** tenía una mentalidad muy estricta en lo que se refería a normas sociales y pretendían inculcar al resto del mundo una moral casi imposible de cumplir para los seres humanos dada la diferenciación entre las clases sociales. No obstante, como personas que eran, las jóvenes aristócratas de dicho periodo eran partidarias de, cuando llegaba la primavera, permitirse tomar el sol un poco como divertimento y siempre de manera casta y pura. El problema era que la generación anterior era muy clasista y consideraba que la piel morena era propia de trabajadoras de la calle y no de la nobleza, así que tenían la "sagrada" misión de impedir que sus hijas se pusieran morenas si querían casarlas alguna vez, por lo que cada vez que una de dichas jóvenes se disponía a salir a la calle con los hombros o la espalda descubiertos siempre le decían la misma orden, "put on the jacket" / "put on a coat", aunque la prenda en cuestión podía variar dependiendo de la zona y el momento mientras sirviera para que ni un rayo de sol tocara sus pieles blanquecinas.
Desde ese momento en adelante, así ocurría siempre de madres a hijas a fin de preservar la diferencia entre los estratos sociales que ellas llamaban "castidad y pureza": Siempre que una chica pretendía dejar al descubierto más de lo que la moral de la época consideraba razonable[4] repetían la cantinela para evitar cualquier posible confusión o consecuencia irreparable bajo pena de no salir nunca si no se cumplía dicha orden, tanto fue así que incluso, por excesivo uso de la misma, llegaron a abreviarla, diciendo únicamente el verbo como expresión completa ya que el resto se entendía perfectamente. Es por eso que las nuevas generaciones, que mantenían todavía esa estricta moral, se limitaban a decir "put on" para restringir el comportamiento de las juventudes, llegando a derivar en el término que hoy en día conocemos en castellano para referirnos a ciertas personas:
Putón/ona:
m.y f.vulg. Persona que se comporta a los ojos de los demás con excesiva libertad sexual.
*Y al que no lo sepa ya se lo cuento yo aquí mismo.
**Importante pronunciar el espacio (o no) dependiendo de con quién estemos compartiendo este momento lingüístico.
***Concretamente de la época del Marychestnut year.
[4] O sea, nada.